Qué son los antinutrientes y cómo reducir su presencia en nuestro día a día

Estos se encuentran sobre todo en los alimentos sin refinar, como los cereales o las legumbres, es decir, en alimentos sanos. «Su función es proteger a las semillas o cereales de insectos, hongos y plagas y permiten garantizar las condiciones para que la semilla germine. Sin embargo, simultáneamente hacen que sea difícil digerirlos , con lo que nuestro cuerpo no puede absorber eficazmente los nutrientes, pudiendo llegar a dañar la mucosa digestiva».

Hay personas especialmente sensibles a la acción de los antinutrientes, como aquellas con patologías autoinmunes. «En estos pacientes es importante reducir al máximo su ingesta, pues ya tienen la mucosa intestinal generalmente dañada».

Todos estos antinutrientes –explica la nutricionista– tienen una función en la naturaleza, es su exceso el que nos puede dar estos efectos secundarios. «Por ejemplo, el ácido fítico es una sustancia que cumple diferentes funciones en las plantas, como ser depósito de fósforo, o mecanismos de regulación del ADN, pero al consumirlo en exceso, en nuestro organismo se une con el calcio, zinc, magnesio o hierro, produciendo una mala absorción de estos a nivel intestinal».

Además, pueden alterar la microbiota, fundamental para la salud a todos los niveles. Pero la buena noticia es que si sabemos cómo cocinar los alimentos en los que están presentes, la mayoría se minimizan e incluso neutralizan.

Una de las mejores opciones es aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C. «Esto favorecerá la absorción de nutrientes. Por ejemplo, tomando una ensalada de espinacas con una vinagreta de limón estaremos limitando la acción de los oxalatos», expone Hernández. También es importante separar la toma de alimentos con antinutrientes de los nutrientes que inhiben. Un ejemplo de ello sería no tomar café después de unas lentejas , pues los taninos impedirán la absorción del hierro.

El experto en dietética y nutrición Niklas Gustafson recuerda que evitarlos por completo es casi imposible si seguimos una dieta que incluya vegetales. «Además, está demostrado que su ingestión puede, de algún modo, estimular nuestro sistema inmune como si de una vacuna natural se tratase, poniéndonos en alerta ante esas sustancias y haciéndonos resistentes ante ellas».

A final, un plato variado , con distintos colores, no solo atrae porque es agradable a la vista, sino también porque es positivo para nuestro organismo. En él, unos alimentos se complementan con otros y unas sustancias pueden compensar a las otras.