bádminton
Londres 2012: Pablo Abián, el rey del Wembley Arena cara a cara con su ídolo
El jugador se enfrenta a Taufik Hidayat para pasar de ronda, algo que nunca ha conseguido un español en unos Juegos Olímpicos
brenda valverde
Pablo Abián confesó a ABC hace unos días que si tuviera que elegir un jugador de bádminton del circuito, ese sería Taufik Hidayat . El «smash» –un golpe ofensivo– del indonés, número 12 del mundo, seduce al bilbilitano tanto cómo ganarle en el último ... partido de la fase de grupos y sellar así un nuevo capítulo en la historia del bádminton español.
Abián, de 27 años y natural de Calatayud, se convirtió el domingo en el primer jugador de España en ganar un partido en unos Juegos Olímpicos, ante Petr Koukal . En Pekín el deportista fue apeado del camino hacia las medallas en el primer encuentro y fue Yoana Martínez la que consiguió ser la primera jugadora de bádminton en superar el primer encuentro. Abián es consciente de la dificultad que tiene alcanzar una medalla: «Mi objetivo es el diploma».
A pesar de que el jugador entrena en Madrid, siempre que puede se escapa a su tierra, de la que heredó el amor por su deporte. Lo lleva en los genes , su padre fundó el club de bádminton de su ciudad y junto a su hermano, Javier, compite en categoría de dobles en un deporte que en sus inicios solo lo podían practicar miembros de familias reales.
No es alguien a quien se le escuche por encima del resto, ni dentro ni fuera de pista. Habla cuando se le pregunta o cuando cree que tiene algo que aportar. En los entrenamientos, guiados por Fernando Rivas, Abián es rotundo cuando se expresa. Sus ojos tratan de buscar la aprobación de quien le mira. Tiene genes, formación y objetivos de maestro. Dentro de 10 años se ante una pizarra, por eso estudió INEF y se diplomó en Educación Física.
La rutina del deportista
Cuando coge la raqueta Pablo Abián sigue pareciendo el chico tímido que habla bajito y despacio por teléfono. No llama la atención especialmente por cómo se mueve o por como grita. Puede pasar desapercibido durante todo un punto para cerrar el mismo con una jugada tan rápida y hábil que ambas condiciones pasen casi inadvertidas otra vez para el espectador. Pero el punto se suma en su casillero.
Es capaz de resumir su día a día en dos minutos: se levanta; desayuna; trastea con el ordenador hasta las 11, cuando empieza el entrenamiento de la mañana. Este suele centrarse durante hora u hora y media en técnica, en la segunda parte hacen ejercicio físico (piscina, gimnasio…). Come en la residencia donde vive y tiene tiempo libre hasta las 17.30. Por la tarde entrena en pista, hasta las 20 o las 20.30. Así de lunes a sábado si no compite. Aunque afirma que es muy raro el fin de semana que no tienen partidos con su club, el Ibiza.
Le gusta Dan Brown, salir con los amigos e ir al cine. Escucha la Oreja de Van Gogh, su película favorita es Diamantes de Sangre y su serie Prision Break. Le gusta también practicar otros deportes como el ciclismo o el fútbol. Muchos le bautizaron como «el Nadal del bádminton», pero asegura que no le gusta nada el tenis.
Si una veinteañera le pregunta a Pablo por el turismo de Zaragoza éste evita citar el Pilar y aconseja museos y lugares en los que en ninguno sirven cervezas. Le agobia Madrid y siempre que puede se escapa a Calatayud con su coche, aunque sea a pasar el domingo. No guarda especiales recuerdos de los lugares a los que viaja a competir: «La mayoría de las veces me pasa como a las azafatas de vuelo con los aeropuertos, solo veo pabellones, aunque me cueste decirlo, o me joda, mejor dicho».
Abián regresa un año después al Wembley Arena, al escenario donde el jugador hizo el que considera el mejor partido de su vida. Allí consiguió el pase a octavos de final del Campeonato del Mundo de 2011 y se metió por primera vez entre los 16 primeros del mundo . El martes, en su escenario preferido, tratará de escribir una nueva página en su deportes de reyes.
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