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La URSS se hace pedazos

La URSS se hace pedazos

Hace unos días aseveró el ex presidente soviético, Mijail Gorbachov, en Berlín que el proceso que condujo a la caída del Muro se gestó años antes, no sin el consentimiento de Moscú. Casi dio a entender que él y sus colaboradores lo habían calculado. Y ... es cierto que su «perestroika» (apertura), la «glasnost» (transparencia) y la «coexistencia pacífica», que aplicó pese a la resistencia numantina del sector más recalcitrante del partido, abrieron la caja de Pandora que hizo saltar por los aires el comunismo en los países vecinos del Este europeo durante el otoño de 1989. Pero, a juzgar por el bandazo dado a su política tras ver cómo eran derribados, uno tras otro, los regímenes títeres del Pacto de Varsovia, es obvio que Gorbachov se asustó al percatarse de que la situación se le había ido de las manos. El imperio soviético se había empezado a desmoronar, y el destino de la URSS estaba sentenciado de forma irremediable. La guerra fría había acabado para el Kremlin en estrepitosa derrota.

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