Crítica de Campeones: Gracioso en defensa y muy serio en ataque
«Si el riesgo y la diversión son dos de las notas esenciales del cine de Fesser, en «Campeones» las reúne de un modo asombroso»
El talento de Javier Fesser es solo comparable a su voluntad de riesgo, a su gusto por bailotear en el acantilado, y es más fácil verlo y disfrutarlo desde cierta distancia que compartir el mareo, la filigrana y las piruetas de vértigo y reflexión que su cine, aparentemente de «risa» y singularmente «serio», produce en cualquiera de las modalidades que lo ofrezca, en cortometrajes como «Bienvenidos» o «17 años juntos», en largometrajes como « El milagro de P. Tinto » o « Camino », y hasta en spot publicitarios tan originales como guasones.
Si el riesgo y la diversión son dos de las notas esenciales del cine de Fesser, en «Campeones» las reúne de un modo asombroso al irse a explorar con la indumentaria y utensilios de lo cómico en ese terreno resbaladizo, quebradizo y emocional de las discapacidades intelectuales: el hombre que mejor ha entendido y transfigurado el universo de Ibáñez , nos ofrece ahora su mirada divertida, humana, ácida y audaz de ese mundo en el que las limitaciones mentales y físicas suponen un aprendizaje, un sobresfuerzo y una relación con el entorno especial. El argumento se centra en un entrenador de baloncesto que por circunstancias deportivas (el arranque ya marca el tono cómico y dramático de la historia) ha de encargarse de un grupo de chavales con diversas discapacidades, y no excesivamente dotados para la práctica de ese deporte rápido y espectacular que es el baloncesto.
Ficha completa
Campeones
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Lo que sí es rápido y espectacular es la capacidad de Fesser, o su película, de conectar todo con todo, entrenador, equipo, situaciones y estado de ánimo del espectador, y demostrar que, como siempre, lo sencillo y cercano es también lo más difícil de conseguir, y que las mezclas imposibles tienen un encanto especial. Un actor tan profesional como Javier Gutiérrez se tatúa con ese grupo de personas, no actores y dueños de sus propias limitaciones, y asume el riesgo de transformar la incomodidad o la tristeza en diversión. Hay también algo de Ibáñez en “Campeones” y mucha puntería al disparar en la diana de las auténticas discapacidades sociales.
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