historia
Filipinas, los restos de una herencia
En octubre fue un seísmo que asoló el centro del país. En noviembre, el tifón Yolanda. Catástrofes naturales que se añaden a una larga lista de peligros que están acabando con el patrimonio español en Filipinas
pablo m. díez
En ruinas, la iglesia de la Inmaculada Concepción cobija a duras penas a los feligreses de Guiuan, la primera ciudad de Filipinas donde el devastador tifón Yolanda (Haiyan) tocó tierra el pasado 8 de noviembre. Con sus muros resquebrajados por vientos de hasta ... 310 kilómetros por hora, esta parroquia levantada en el siglo XVIII por los jesuitas es la última víctima de las catástrofes naturales que azotan al país y están destruyendo el rico legado arquitectónico de la época colonial española.
Durante más de tres siglos, entre 1565 y 1898, por todo el archipiélago se construyeron cientos de iglesias, fuertes, mansiones y edificios oficiales que han resistido los más variados desastres naturales, ataques piratas, revueltas populares, sangrientos combates durante la Segunda Guerra Mundial y hasta la caótica urbanización que ha traído la modernidad, pero que están sucumbiendo ante el paso del tiempo y la falta de protección.
Alarmado por su evidente deterioro, el Gobierno filipino ya ha declarado Tesoro Nacional Cultural a treinta y siete de estas iglesias. Entre ellas figuran las cuatro reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: la iglesia de la Inmaculada Concepción de San Agustín en Intramuros (Manila), la de Nuestra Señora de la Asunción en Santa María (Ilocos Sur), la de Santo Tomás de Villanueva en Miagao (Iloilo) y la de San Agustín en Paoay (Ilocos Norte), todas ellas espléndidas muestras del «barroco antisísmico» que proliferó en aquellos tiempos para resistir los envites de los frecuentes terremotos que asolaban las islas.
Zialcita: «no se puede entender Filipinas sin la aportación española»
Más bajas y anchas que las iglesias españolas de la Península, las filipinas disponían de gruesos muros de piedra reforzados contra las sacudidas de los temblores, mientras que sus cuerpos superiores estaban construidos con materiales ligeros. También eran m enos elevadas las torres de los campanarios , cuya ancha base se iba estrechando a medida que ascendían. Muchos de estos campanarios no estaban unidos al recinto principal porque servían como torres de vigilancia; por ejemplo, para avisar de las incursiones piratas.
Tres siglos intacto
Junto a las cuatro que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad, hay otras treinta y tres iglesias de extraordinaria belleza que merecerían igual consideración. Es el caso de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en Baclayón y de San Pedro en Loboc, dos de las parroquias más antiguas de Filipinas. Enclavadas en la isla de Bohol , resultaron muy afectadas por el terremoto que sacudió esta parte del centro del país el pasado 15 de octubre, solo tres semanas antes de que el tifón Yolanda arrasara las vecinas islas de Leyte y Sámar. En ambos templos se derrumbaron sus fachadas, quedando en pie los muros laterales.
La Basílica del Santo Niño anuncia su nombre con un rótulo de neón
Además, la Comisión Nacional para la Cultura y las Artes encontró «daños irreversibles» en otras cuatro iglesias de Bohol que se desplomaron completamente: Nuestra Señora de la Luz en Loon, la parroquia de la Santa Cruz en Maribojoc, la Asunción en Dauis y la de la Santísima Trinidad en Loay.
Después de tres siglos intacto, también quedó dañado por el seísmo el Fuerte de San Pedro en la isla de Cebú. Es el más antiguo de la época colonial española, uno de los de mayor valor histórico y, con 2.022 metros cuadrados, el único del país con forma triangular. Llegó a contar con una guarnición de 250 soldados españoles.
Esclavo cebuano
Desde su fortaleza original, que era de madera, el conquistador Miguel López de Legazpi inició la conquista de Filipinas en 1565, cuarenta y cuatro años después de que el marinero portugués Fernando de Magallanes descubriera estas islas para la Corona española y cayera abatido al enfrentarse con el caudillo local Lapu Lapu en la batalla de Mactán. El temblor de Bohol, de magnitud 7,2, derribó uno de los muros y el bastión de esta fortaleza erigida con piedras calizas y de coral en el siglo XVIII.
El país tiene otras prioridades. Se está perdiendo el patrimonio español
En Cebú también se derrumbó la torre de la Basílica del Santo Niño, cuyo nombre se anuncia sobre una de sus puertas centenarias con un rótulo de neón, como si fuera la entrada a una discoteca. A su alrededor, y ajenos a este sacrilegio arquitectónico , los fieles abarrotaban la misa poco después del tifón Yolanda para venerar una réplica de la imagen del Santo Niño que Magallanes trajo en 1521, y que entregó a la tribu local después de que fray Andrés de Valderrama bautizara a su caudillo como el rey Carlos y a su esposa como la reina Juana. Para entenderse con ellos, Magallanes se sirvió de Enrique de Malaca, un esclavo cebuano que había sido apresado por un barco pirata y luego vendido a tratantes portugueses que lo habían llevado hasta la Península Ibérica.
Cerca de la Basílica del Santo Niño, la cruz de Magallanes resiste apuntalada en una pequeña capilla con unos frescos en su bóveda que recrean la evangelización que llevó a cabo por estas tierras el italiano Antonio Pigafetta. Junto a Juan Sebastián Elcano, quien tomó el mando tras la muerte de Magallanes, logró regresar a España después de una expedición que duró dos años, once meses y nueve días. De los 250 hombres que habían partido de Sanlúcar de Barrameda, solo 18 consiguieron volver a puerto tras dar la primera vuelta al mundo. Casi cinco siglos después, los frutos arquitectónicos que deparó su gesta se encuentran amenazados.
El casco histórico de Vigán
«La fuerza de la Naturaleza es tremenda, pero se acrecienta por la falta de planificación urbanística y los asentamientos por doquier», observa Javier Galván, quien en los años 90 estudió el patrimonio español en Filipinas y dirigió el Instituto Cervantes de Manila entre 2002 y 2006. Actual director del gabinete técnico de la secretaría general de dicha institución, asegura que «el legado histórico español se está perdiendo en Filipinas porque el país tiene otras prioridades y no hay profesionales de la restauración».
La Escuela Taller «Intramuros» rehabilita edificios históricos
España ha puesto en marcha durante los últimos años varios proyectos para proteger la herencia arquitectónica en Filipinas, pero sus resultados han sido más bien escasos. Según Galván, «se han basado en impulsos motivados por viajes oficiales, pero no por programas continuados». En este sentido, destaca «un plan elaborado en 1999 por técnicos españoles para la rehabilitación del casco histórico en Vigán, en la provincia de Ilocos Sur, donde al final solo se restauró un edificio que, para colmo, era de la época del protectorado estadounidense», que siguió al fin de la era colonial en 1898.
En cambio, para el reputado antropólogo Fernando Zialcita, profesor emérito de la Universidad Ateneo de Manila y experto en las relaciones hispano-filipinas, la actuación en Vigán supone «un ejemplo». Aunque mejorable, Zialcita resalta que «en Vigán se ha preservado todo el casco histórico y, además, se han reformado sus barrios para recibir agua potable y que no se inunden».
Alumnos de familias humildes
Recuerda Zialcita que «la protección del patrimonio solo empezó de forma generalizada en los años 90». Hasta entonces, atribuye el abandono «al fuerte resentimiento contra la época colonial, ya que Filipinas se desligó culturalmente de España durante el último siglo y hay varias generaciones que desconocen la Historia o tienen una visión nacionalista que únicamente se fija en sus aspectos más negativos, porque es la que aún aparece en los libros de texto».
Durante la dictadura de Ferdinand Marcos también hubo un proyecto para devolver su esplendor a Intramuros , el barrio amurallado que acoge el centro monumental de Manila, pero cayó en el olvido con la llegada de la democracia tras el triunfo de la Revolución del Poder Popular en 1986.
Manila se convirtió en la ciudad más arrasada de la II Guerra Mundial
Presente en el país desde 1991, la Agencia Española para la Cooperación Internacional al Desarrollo ( AECID ) ha destinado algo más de diez millones de euros a la protección del legado histórico en Filipinas. De ellos, 2,4 millones se han dedicado a poner en marcha la Escuela Taller «Intramuros» , que arrancó en marzo de 2009 adaptando experiencias similares llevadas a cabo con éxito en Latinoamérica y va ya por su tercera promoción. Desde entonces, esta Escuela Taller ha rehabilitado varios edificios del barrio histórico gracias al trabajo de más de 200 alumnos de familias humildes que, además, han aprendido un oficio para acceder al mercado laboral.
Entre ellos destacan la propia sede de la Escuela, en el antiguo polvorín del Revellín de Recoletos, y el Fuerte de Santiago, destruido durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Manila se convirtió en la segunda ciudad más arrasada de la contienda, tras Varsovia. Hoy, dicho fuerte es el monumento más visitado de la capital filipina porque acoge el mausoleo del héroe nacional, José Rizal.
333 años después
Además de reformar los Almacenes Reales, que albergarán el Museo de Interpretación de Intramuros, la Escuela Taller ha restaurado el coro y la cúpula del convento de San Agustín, donde está enterrado Legazpi. Gracias a sus robustos muros, dicha iglesia aguantó terremotos como el que devastó la capital filipina en 1863, que tumbó la catedral .
La AECID ha destinado más de diez millones de euros
«La Escuela Taller hará también una valoración para ayudar a rehabilitar algunas de las torres o fachadas en los edificios dañados por el terremoto de Bohol», anuncia el coordinador de la AECID en Filipinas, Vicente Sellés. A petición del Gobierno filipino, dos expertos del Instituto de Patrimonio Cultural de España están efectuando un inventario de las veintitrés iglesias dañadas en Bohol y Cebú. «Como son islas turísticas y el patrimonio es uno de sus grandes valores, nuestro diagnóstico servirá para que el Gobierno de Filipinas vea cómo puede restaurar esas iglesias con fondos estatales y privados», explica Sellés.
La Escuela Taller «Intramuros» es la única que proporciona personal especializado en la recuperación gracias a sus cursos. «La idea es crear empleos para que los estudiantes mejoren su situación mediante la rehabilitación artística », resume Sellés, que resalta «la importancia del gran valor patrimonial español que tiene Filipinas».
Después de 333 años de colonización, este legado debería ser conservado no solo por su singular belleza, sino porque, como concluye el antropólogo Fernando Zialcita, «no se puede entender Filipinas sin la aportación española».
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