Fernando Gamero: «La web no es el hermano menor de la tv o el cine»

En 2007, decide fundar su propia empresa ( Paripé Producciones ) para dar rienda suelta a su creatividad. Uno de los primeros proyectos de esta etapa fue Jodienda Warrick , «un corto muy loco» –como él mismo lo ha definido– que narraba los avatares de una espía que trabajaba para una disparatada organización secreta dirigida en la sombra por la mismísima Madonna. La película siguió los cauces establecidos (estreno en sala y presentación en festivales), pero tal fue su pelotazo en redes sociales, que llevó a Gamero a plantearse el salto a la red.

Es entonces cuando ven la luz, en primer lugar, «Serienómanos» (serie para internet con la que parodiaba las principales producciones de la pequeña pantalla), y, más tarde, « Gentejuelas » (que, también a base de sketches, se hacía eco de los docurealities con famosos, en los que las grandes estrellas cuentan a cámara, sin tapujos, su día a día). En noviembre llegará «Chicas del montón», una nueva saga con la que Gamero exprime desde la comedia las posibilidades de la web-serie.

«Son muchas las ventajas que ofrece este formato. La más importante es la libertad con la que trabajas, puesto que la finalidad no es comercial. Por otro lado, tu público es más amplio. No haces las cosas para agradar, como en la tele, sino que siempre encuentras a quien encaja con lo que a ti te interesa. La competencia de un corto en un festival es brutal. Se presentan 300 candidatos y se elige a cinco. En Internet, aunque todo empieza a estar desmadrado, cabe de todo».

«Chicas del montón» es para Gamero «un salto cualitativo en todo lo realizado hasta el momento; una serie de ficción en cinco capítulos que, en un tono más sosegado y cinematográfico, parodia con cariño y respeto a Pedro Almodóvar y su cine». Gamero vuelve a juntar, entre otras, a Marisa Paredes (Roma Calderón), Loles León (José Cobrana), Rossy de Palma (Isabel H. Dimas) o Letal, el personaje de Miguel Bosé en «Tacones lejanos» (interpretado por Juan Logar).

Antonio Barroso será el actor que se meta en la piel de Victoria Abril: «Pese a ser un producto web, yo no he notado carencias en su producción». De opinión similar es María Salama, la nueva Carmen Maura: «No se puede decir que Internet sea el hermano pequeño del cine o la tele. Es otro soporte. El equipo lo ha dado todo porque creíamos en el proyecto y hemos trabajado como si lo hiciéramos para una superproducción». «Y tal vez el resultado es mejor –apostilla Javier Delgado Tocho, el único personaje inventado por Gamero, aquel que representa al público que fue muy fan de Pedro Almodóvar– ya que participas porque quieres, porque te gusta lo que haces y porque lo sientes como tuyo».

Y es que aquí no cobra nadie. Pero Gamero, gracias a sus contactos, se ha rodeado de profesionales con una trayectoria consolidada con los que, en algunos casos, repite: «El guión de una serie dura 50 minutos. En una web-serie ese tiempo se reduce a ocho. Es lo único que varía. La diferencia: que todo lo has de hacer a salto de mata».

Para «Gentejuelas», Gamero se sirvió del crowdfunding para financiarse. Ahora cuenta con dos mecenas para sus «Chicas del montón»: «Internet es el futuro –admite– pero sobre todo porque los canales tradicionales se han convertido en algo inalcanzable incluso para grandes nombres que están en su casa esperando a que les llamen. Por eso, si tienes una buena idea, un equipo potente, todo es posible».

La serie, que se estrenará on line el 19 de noviembre, con un capítulo nuevo cada martes, se encuentra ahora en proceso de montaje. A diferencia de otros productos de Gamero, «es como una peli condensada, con principio, final y desarrollo de los personajes». Su director cree en su éxito, dada la fidelidad del espectador de este tipo de productos: «Hay que currarse lo de las redes sociales, porque lo difícil es llegar al receptor, que en internet tiene mil ofertas, y es muy fácil convertirse en spam. Pero una vez que conectas, enganchas; y si enganchas, te siguen y comparten». Sus «Chicas del montón» esperan transformarse en un viral. Que nadie diga que están acabadas.