Las críticas de los estrenos del 22 de julio
ABC te da las claves de las películas de la cartelera
ABC
«La prima cosa bella»
POR E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
Del mismo modo, o al mismo tiempo, que el infeliz pero espumoso pasado se mezcla con las angustias del presente, en este fresco a la italiana de unas cuantas vidas el tono de comedia embadurna por completo el melodrama. La felliniana ... primera escena sirve como preámbulo esencial de lo que será la vida de Anna y sus dos hijos, cuando a ella la coronan como la madre más guapa del verano (1971) en una fiesta toscana. Paolo Virzi, el director, comienza ahí la descripción de una mujer felizmente desgraciada, con una vitalidad que le perdura hasta un presente dramático: se está muriendo con una alegría mezcla de su naturalidad y del efecto de la química terminal. Desde el presente y desde los ojos tristes de su hijo, la película nos cuenta la azarosa vida de esa familia sostenida por una «mamma» pletórica, intensa y voluptuosa que encarnan maravillosamente Micaela Ramazzotti en su turgente pasado y Stefania Sandrelli en su aún lozano presente. Personajes, música, ambientes, sentimientos..., todo lo más «al dente» posible y empapado de esa salsa familiar de las comedias de Scola, Risi, Monicelli o Germi, y a la que tal vez pueda reprochársele que Virzi componga mejor con ella el tono del pasado de la historia, con un Livorno lleno de ironía y nostalgia, que el del presente.
«Silencio de amor»
POR E. R. M
Lo peculiar de esta película es que propone un triángulo sentimental absolutamente escaleno: por un lado un hombre viudo, responsable y aún colgado de la foto de su mujer; por otro, la hija quinceañera que intenta ganar algo de espacio libre entre ella y su padre, y finalmente, el tío lunático, vago, ácrata, gorrón del hermano y agitador de la sobrina. Lo que nos muestra el director Phillipe Claudel es, evidentemente, una comedia, un pulso constante entre los tres lados del triángulo y compone con suavidad el tráfico de afectos entre estos (y otros) personajes, todos tan cercanos al espectador como si pretendieran echarle el aliento. Parte del encanto de la película se debe a la suavidad, nunca a contrapelo, de sus protagonistas, los tres italianos, Stefano Accorsi, Neri Marcorè y Lisa Cipriani, y a la breve aportación, entre poética y agridulzona, de Anouk Aimée.
«Paul»
POR JAVIER CORTIJO
Simon Pegg y Nick Frost, con el permiso de Matt Lucas y David Walliams, forman la pareja cómica «made in England» más notable de la actualidad. Por ello puede soprender su presencia al lado del director Greg Mottola, el as de la «dramedia» grunge-groovy y de colegueo típicamente yanqui. La ecuación se complica al husmear la siempre sinuosa naturaleza «teen» de esta película, plagada además de referentes ochenteros y que nos presenta a un extraviado alien de físico bastante «estándar» y de maneras que no desentonarían en una chabola de Sol. Entre guiños, codazos cómplices y chistes privados, «Paul» se va diluyendo por el camino debido a su naturaleza inestable, aunque consigue algunos gags saludables alrededor del friquismo de convención, el new age de caravana, la homosexualidad latente en las tabernas de la América profunda y los secretos a voces sobre Spielberg o Bob Dylan.
«Templario»
POR E. R. M.
Jonathan English saca petróleo de un enloquecido Paul Giamatti en su encarnación del Rey Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan sin Tierra, que, tras ser obligado a firmar la Carta Magna, se convierte en una especie de Hannibal Lecter al que le rechinan los dientes y descabeza a cuanto noble o villano tiene a tiro. Enfrente tendrá al mazas James Purefoy, el templario del título, un personaje avinagrado y cruzado. Los acosos, las persecuciones, las peleas, los asaltos a la fortaleza y las pasiones desatadas componen la carne argumental de la historia, muy bien afilada en sus escenas violentas y en sus diálogos sorprendentes. English combina bien la sangría con un vistazo pausado al horror y la sinrazón de la guerra enfocado al primer plano del templario, que sermonea sobre la inutilidad de la violencia mientras mata estupendamente. Quizá «Templario» saque un suspenso en Historia, pero también un notable en entretenimiento.
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