Tchaikosvky como el más bello reto
«A veces un instante es tan familiar», le susurraba ensimismado, casi soñando, Dwight Weist (Farnsworth) a la inmejorable Kim Basinger en «Nueve semanas y media». Es lo que sucede con «Le Concert». Tiene una trama insólita, absurda y de ninguna forma creíble se mire ... como se mire, pero te embauca. Lo hace con el concierto para violín de Tchaikovsky OP. 35, la bestia negra de los solistas, imposible de completar a la perfección incluso para los grandes talentos. Radu Mihaileanu siempre ha sido muy bueno pero, sobre todo, ha sabido captar la belleza en una sola escena (la última del concierto), tan sublime que completa y eleva de nivel una película de por sí muy estimable aunque un tanto ingenua.
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