El pueblo atravesado por una asombrosa cascada de 25 metros de altura
La provincia de Burgos tiene innumerables atractivos naturales y encantadores pueblos como Orbaneja del Castillo, cuya historia está marcada por el agua
Diez paraísos de España donde ver el despertar de la primavera
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Iniciar sesiónCon la llegada de la primavera y el buen tiempo las ganas de explorar diferentes puntos del territorio español aumentan. Esta estación resulta perfecta para organizar rutas por la naturaleza que se muestra en todo su esplendor. La provincia de Burgos se presenta como ... un paraíso verde con cascadas de fantasía en plena ebullición que merece la pena descubrir. Más allá del famoso Salto del Nervión, hay que explorar un peculiar salto de agua que define el paisaje de un coqueto pueblo, Orbaneja del Castillo, y que se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de la provincia.
Situado en un paisaje kárstico, en el municipio del Valle de Sedano y formando parte del Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, se encuentra esta villa cuya música ambiental es el rumor del agua que brota de la Cueva del Agua, en la base del circo rocoso que protege el caserío.
Por esta cavidad, que sirvió de refugio a muchos vecinos durante la Guerra Civil Española, tiene su salida natural las aguas subterráneas provenientes de un enorme acuífero situado en el subsuelo del páramo de Bricia. Esta se puede visitar con un guía durante los meses de verano y los fines de semana. Distribuidos a la vera de la cueva había, antiguamente, cinco molinos harineros cuyas piedras eran movidas por este caudal, construcciones de las que hoy día todavía se pueden ver algunos restos.
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Desde aquí las aguas se precipitan unos 25 metros y dividen el casco urbano, el cual está edificado en terrazas estrechas de piedra toba -material muy presente en sus edificios-, en dos partes: la Puebla y la Villa. Dada su proximidad geográfica con Cantabria, las viviendas son de traza montañesa con bonitos balcones que parecen suspendidos en el aire. Esta villa de origen medieval, que cuenta con apenas 50 habitantes, fue declarada conjunto histórico artístico en el año 1993. Aquí convivieron durante siglos mozárabes, cristianos y judíos cuyo recuerdo solo está presente en el nombre de algunas calles. Además, este rincón burgalés era bastante transitado en el pasado ya que por aquí pasaba el Camino de Santiago en una ruta alternativa al denominado camino francés que pasaba por San Martín de Elines y Santa María de Cervatos.
Algunos de los edificios más singulares de este rincón son la Casa de los Canes, bautizada así por haber reutilizado canecillos románicos en su decoración; la Casa de los Pobres, un antiguo hospital del siglo XVI que cuenta con soportal de madera y un elegante entramado de piedra toba; una casa fuerte que pudo pertenecer a los marqueses de Aguilar y que está situada sobre un espigón rocoso, en lo alto del pueblo, y la iglesia de estilo románico de Santa María, con una torre que sobresale entre la vegetación. Tampoco hay que perderse las preciosas pozas con aguas cristalinas de color turquesa que se forman en la parte baja y que completan la bella estampa del pueblo.
En la parte más alta se encuentran las antiguas eras de Orbaneja del Castillo, donde destacan sus chozas de piedra y a las cuales se puede acceder a través de una sencilla ruta. Estas construcciones de planta circular o cuadrada realizadas en mampostería caliza y con falsas cubiertas abovedadas, que servían de granero y de refugio durante las tormentas, constituyen uno de los más interesantes conjuntos de arquitectura popular de la provincia burgalesa. Desde este punto se obtiene una impresionante vista del circo rocoso de Orbaneja, una serie de torreones naturales que forma una especie de muralla moldeada durante siglos por el agua y el viento. Y si uno se detiene a admirar estas formaciones podrá apreciar el conocido como 'Beso de los Camellos' y entre ambos se puede ver contorneada la silueta del mapa de África.
Para ver en toda su esencia este paraje natural nada mejor que acudir al Mirador del Cañón del Ebro al que se llega siguiendo la BU-V-5143 que discurre acompañando al río. Además de la visita a la villa, los amantes de la naturaleza pueden optar por hacer alguna de las muchas rutas senderistas de la zona, como la que va a la cascada del Tobazo, de unos 13 kilómetros, la que lleva hasta el pueblo de Pesquera del Ebro, un itinerario de unos 15 kilómetros que sigue el borde rocoso del cañón en el que se debe invertir unas seis horas y media, o la que discurre por una parte del cañón del Rudrón, que atraviesa el pueblo de Covanera donde tras un paseo se llega al Pozo Azul.
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Antes de elegir la senda hay que saber que por esta zona transcurre el Camino Natural del Ebro GR-99, una ruta de Gran Recorrido que acompaña el curso del río a lo largo de 930 kilómetros y 42 etapas.
Para alojarse
Aquellos que deseen hacer noche en este paraje para descubrir la zona pueden optar por el Hotel Rural La Puebla, un conjunto de edificios de piedra reconstruidos respetando la arquitectura popular de la zona. Disponen de una casa principal que ofrece once habitaciones –siete dobles, tres triples y una quíntuple perfecta para grupos–, bar-terraza y espacios comunes, así como de dos apartamentos independientes de una planta con capacidad para cuatro personas y una vivienda de uso turístico. El complejo también incluye un restaurante en el que saborear la gastronomía local y en el que, además, ofrecen la posibilidad de solicitar un completo picnic para llevar. El precio de las habitaciones dobles en temporada alta es de 75 euros por noche, mientras que el de los apartamentos es de 120 euros.
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