Tres pueblos de Zaragoza para una escapada perfecta

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Junto al ío Huecha, a apenas doce kilómetros de Tarazona está Vera de Moncayo , pequeño término municipal en el que se levanta el soberbio Monasterio de Veruela. Fundado por el Císter en el siglo XII, el arte románico de su origen fue ampliándose con el paso de los siglos con bellas muestras de gótico, arte renacentista y barroco. Cayó en el abandono con la Desamortización de Mendizábal de 1835, pero se logró evitar que fuera sacado en subasta pública. El Estado acabó blindando la conservación de este conjunto, que desde 1844 floreció como hospedería, calmo retiro temporal apreciado por los románticos entre los que se contaron los hermanos Bécquer.

Este histórico cenobio, que desde el año 1998 es propiedad de la Diputación de Zaragoza, puede visitarse en el horario de invierno durante cualquier día de la semana -excepto los lunes, que cierra- entre las 10.30 y las 18.00 horas. Los sábados, domingos y festivos se ofrecen recorridos turísticos guiados por el monasterio a las 11.30, 12.30 y 16.00 horas.

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Y, a tiro de piedra de Veruela, se erige Trasmoz . Es el único pueblo de España maldito y excomulgado por la Iglesia como castigo por la brujería que -según se dijo- proliferó en esa pequeña localidad. Tras el correctivo estaba también, en realidad, el pulso económico y de poder que mantenían los señores de Trasmoz con el Monasterio de Veruela. La excomunión papal le llegó a Trasmoz en el siglo XIII, y nunca le ha sido levantada. Como tampoco se le retiró la maldición solemnemente lanzada -Libro de los Salmos en mano- por los monjes de Veruela en el año 1551.