Cotu, a por el desafío de las Paraolimpiadas de Río de Janeiro

Este deportista ganó el Campeonato del Mundo de Larga Distancia de Iroman en Vitoria en 2012. Para ello tuvo que superar 4 kilómetros nadando, 120 kilómetros en bici y terminar con 30 kilómetros de carrera a pie. Pero no es el único galardón, aunque sí el más importante. También tiene en sus vitrinas el Campeonato de España de Media Distancia y el de Distancia Iroman.

Pero para lograr esos triunfos ha tenido que trabajar mucho desde que el 1 de noviembre de 2006 un accidente de moto le seccionó parte del brazo izquierdo a la altura del codo. «Antes nadaba y corría, pero no a este nivel», recuerda.

A partir de esa fecha su vida dio un giro de 180 grados. Laboralmente, tuvo que dejar la oposición que preparaba para lograr una plaza de bombero y volvió a trabajar como arquitecto técnico. Deportivamente, empezó a buscar algún deporte como una liberación, «una vía de escape», y encontrarse mejor consigo mismo. «Empecé con la natación y a los seis meses del accidente estaba nadando; luego entré en el equipo madrileño de natación adaptada. Hice algunos campeonatos y pasé al triatlón en el 2008». «Al principio no había la disciplina olímpica para discapacitados, por lo que competí con la gente sin discapacidad hasta que crearon la modalidad triatlón paraolímpico», añade el triatleta.

Su mejor disciplina es la bicicleta. Y pone como ejemplo el Campeonato de España de Larga Distancia celebrado en Barcelona en octubre pasado. «Nadamos en mar y tuvimos corriente en contra. Lo pase mal y me fui a una hora y media nadando. Salí del mar el setecientos y pico, pero luego en la bicicleta recuperé y me metí entre los 200 primeros», recuerda Cotu, quien califica de «brutal» la única prueba de Iroman en la que ha participado y en la que invirtió 10 horas 41 minutos para terminarla.

Compagina su afición deportiva con su trabajo de arquitecto técnico porque del triatlón «solo pueden vivir diez personas en el mundo, como mucho». «Trabajo de ocho y media de la mañana hasta las siete y media de la tarde, más o menos. Luego voy a correr, hago rodillo y termino el entrenamiento sobre las once de la noche», explica Cotu, quien a veces madruga hasta dos horas y media antes de ir a trabajar para ejercitarse. Dedica al entrenamiento unas 15 horas a la semana, repartidas entre los siete días. «Hago un descanso activo, entreno dos semanas consecutivas y descanso un día porque tengo poco tiempo para entrenar», explica este soltero de La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), donde vive con sus padres. «Esto de vivir con la familia es una ventaja. Si no, creo que no podría practicar este deporte», admite.

Gracias a su palmarés deportivo, cuenta con una beca de Castilla-La Mancha con una cuantía de 2.000 euros al año para toda la temporada. Los patrocinadores le pagan el material, aunque sigue a la espera de encontrar algún patrocinador de bicicletas. Con todo, Cotu debe costearse de su propio bolsillo todos los gastos para ir a las competiciones. «Al próximo Mundial, que se celebra en Australia, no voy a ir porque es un viaje muy caro», se lamenta. «Una inscripción para un "iroman" cuesta unos 300 euros, y a eso hay que añadir todos los gastos del viaje», resume. Afortunadamente, esta temporada le patrocina Runin , su principal «sponsor», que le proporciona ropa y promoción deportiva, además de haber sido «un aliciente» para continuar en la alta competición.