Coches únicos en el mundo: la personalización extrema es la nueva tendencia en la industria del automóvil de lujo
Bugatti es la última marca que apuesta por potenciar más su servicio para crear versiones de las que no hay dos iguales. Así es el Bugatti Brouillard, el hypercar que homenajea al caballo favorito de su fundador, el primer modelo que sale de su nuevo programa Bugatti Solitaire
Descapotables, los coches de lujo que cada vez son más escasos
Coches únicos. Literalmente. Unidades completamente personalizadas de las que no hay dos iguales en el mundo. A medida, como los trajes de sastrería. Esta es la tendencia creciente en la industria del automóvil de lujo. Y prueba de ello es que hay firmas que ... todavía no habían explorado ni potenciado este servicio, como es el caso de Bugatti, que acaban de poner en marcha su servicio de personalización más avanzado. Bugatti Solitaire se llama el de la factoría de Molsheim.
Hace no mucho tiempo te contamos en detalle cómo es el servicio Bespoke de Rolls-Royce, seguramente el mejor ejemplo de lo que estamos hablando. Un equipo de diseño crea junto al cliente que lo demanda un vehículo totalmente a su gusto. De ahí salieron, por ejemplo, las cuatro unidades del Droptail, de las más exclusivas jamás creadas por la fábrica de origen británico. La primera de ellas fue bautizada como La Rose Noire («La rosa negra»).
No solo Rolls-Royce hace ya vehículos personalizados, al gusto del cliente. Ahí está el ejemplo de Ferrari, que hace unos días presentó en la semana del automóvil de Monterrey el Daytona SP3 2025 Tailor Made, la unidad número 600 de este modelo, una versión única que se convirtió en el coche nuevo fabricado en Maranello más caro jamás subastado.
Más de 20 millones de euros se pagaron por un coche construido mediante el programa de personalización Tailor Made de Ferrari.
En esta misma línea que los citados servicios de Rolls-Royce y Ferrari son el programa de personalización Ad Personam de Lamborghini, el Bespoke Legends Programme de Koenigsegg o Pagani Unico, nombre que recibe el programa de diseño personalizado de la casa de superdeportivos. Y a esta lista, de la que solo hemos citado algunos ejemplos, pocos pero suficientes para demostrar que es una tendencia en auge, se suma ahora Bugatti Solitaire, el programa con el que la firma francesa evoluciona el que era hasta ahora su servicio de personalización, Bugatti Sur Mesure. «El Programa Solitario se inspira en las raíces carroceras de Bugatti, una tradición que floreció a principios del siglo XX, cuando las carrocerías más hermosas se creaban mediante la colaboración entre fabricantes de automóviles y carroceros especializados. Jean Bugatti revolucionó este enfoque al incorporar la artesanía a la propia empresa, lo que permitió la creación de iconos como el Type 57 SC Atlantic», explica Bugatti sobre su nuevo servicio.
Es tal el nivel de exclusividad del programa Solitaire de Bugatti que solo se van a crear dos unidades únicas por año. El primero de su historia, que acaba de ser presentado en sociedad, se llama Bugatti Brouillard.
Así es el Bugatti Brouillard
El paralelismo entre los caballos de carreras y los deportivos es evidente a lo largo de la historia. No en vano, no son pocos los fundadores de firmas punteras en el sector de la industria del automóvil que eran apasionados de los equinos de competición. Aunque sea por otro motivo, hasta el logo de la marca más famosa, Ferrari, es un caballo.
Por ello, no sorprende que algunas marcas decidan bautizar sus nuevos modelos con el nombre de un caballo. Lo hizo recientemente Koenigsegg, que llamó Sadair's Spear a uno de sus últimos modelos en homenaje a su fundador porque esta era su caballo favorito. Y lo acaba de hacer Bugatti con el primer coche diseñado y construido bajo el amparo del programa Bugatti Solitaire. Brouillard («niebla» en francés) es el nombre del coche en cuestión, el mismo que el del caballo favorito de Ettore Bugatti, fundador de la firma de Molsheim. «El fiel compañero que podía abrir la puerta de su establo mediante un mecanismo especial diseñado por el propio Ettore», apunta la casa.
El equino debía su nombre a sus colores: «Un majestuoso purasangre con un pelaje blanco como la primera nevada, salpicado por los sutiles matices de la niebla de una mañana de verano, Brouillard no era un caballo cualquiera; era la personificación de todo lo que Ettore admiraba: velocidad, belleza y una gracia inigualable».
Presentado oficialmente durante la Monterrey Car Week, la misma que acoge el prestigioso festival de automóviles clásicos de Pebble Beach —esta edición ha ganado un coche español fabricado en Francia: un Hispano-Suiza de 1924—, el Brouillard de cuatro ruedas que homenajea al caballo de carreras es un coupé que utiliza el icónico motor W16 de 1600 CV de Bugatti, además del chasis de fibra de carbono y aluminio más reciente de la marca. Así será, según ha confirmado Bugatti, con cada modelo que se fabrique de manera personalizada. Por lo tanto, se centrará sobre todo el equipo de su programa Solitaire en la carrocería y los detalles del interior del coche.
A nivel mecánico, del coche destacan las tomas de aire, alimentadas a través de los radiadores, el alerón fijo tipo cola de pato, según palabras de Bugatti, y el difusor trasero, que incluye un diseño de escape innovador con respecto a otros modelos de la casa.
Del interior, Bugatti pone el foco en los materiales: telas a medida procedentes de París con el patrón del tartán y fibra de carbono verde en elementos que se combinan con otros componentes de aluminio mecanizado. Ejemplo es la palanca de cambios, mecanizada a partir de un solo bloque de aluminio y decorada con un inserto de vidrio que incluye una escultura artesanal en miniatura del Brouillard original, el caballo de Ettore Bugatti.
Los caballos también están presentes bordados en los paneles de las puertas y en los respaldos de los asientos, que se moldean según las exigencias del propietario. En este caso, de un coleccionista de Bugatti (de coches nuevos y clásicos) que es el diseño de este primer diseño fabricado bajo el paraguas del programa Solitaire.
Además, es muy llamativo el techo de cristal, de cuyo objetivo estético se refiere así Bugatti: «Crea una experiencia etérea, similar a la de una catedral, mientras que la columna central fluye fluidamente del exterior al interior, visible a través del panel transparente superior».
Aunque Bugatti ya sabía lo que era diseñar y fabricar coches únicos, con Le Voiture Noire como el mejor ejemplo de ello, un coche icónico valorado de fábrica en 11 millones de euros —mucho más en el mercado actual—, el Brouillard es un paso adelante en la apuesta de la marca por la personalización al gusto de sus clientes. No en vano, la propia marca describe el coche a modo de conclusión como «una obra de alta costura automotriz, imbuida de la creatividad ilimitada de todos los diseñadores, ingenieros y artesanos de materiales de Bugatti».
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