El hotel de lujo de Málaga que fue residencia del director de la Real Fábrica de Naipes
Palacio Solecio es un Smart Luxury Hotel situado en un edificio histórico del siglo XVIII donde vivió el genovés que llevó los naipes españoles a Américas
El hotel de lujo de Mallorca para desconectar y disfrutar de tratamientos exclusivos en un entorno natural
Patricia González-Aldea
Una placa azul en la fachada de un palacio construido en 1789 en la malagueña calle Granada 61 rinde homenaje a Félix Solesio. El italiano fue designado por José Gálvez, Ministro Universal de las Indias de la corte de Carlos III, como proveedor en exclusiva ... de naipes en América, fabricados en dos localidades malagueñas. En este edificio singular con una historia fascinante más de 200 años después y tras haber estado cerrado durante mucho tiempo está ubicado el primer hotel boutique de lujo de Málaga. En pleno barrio de La Judería, frente a la famosa iglesia de Santiago, y a pocos pasos del Museo Picasso, de La Alcazaba, del teatro romano y de la catedral.
En la fachada hay muchos elementos que se conservan del antiguo palacio. Los trampantojos originales se encontraron en la restauración escondidos entre capas y capas de cal porque antiguamente se encalaban las viviendas. Esta técnica pictórica finge efectos ópticos y estas pinturas murales barrocas pueden verse también en la Iglesia de Santiago y en otros palacios y casas grandes malagueñas de la época.
Además se encontraron en la restauración del edificio un sol en una ventana, por el apellido de Félix Solesio, y en el resto de ventanas una granada. El palacio se construyó en la calle Granada, llamada así porque era la salida hacia el reino de Granada. No es por ello casual que el logo del hotel sea una granada, o que el nombre del restaurante que ocupa su patio central sea Balausta, el fruto de la granada.
Al traspasar la puerta hay una espectacular escalera del edificio original que muestra el pasado noble del alojamiento. Los atributos de hierro forjado visibles en las ventanas y los balcones, unas columnas, una vasija, un patio y hasta un pozo son otros de los elementos que el estudio del arquitecto y diseñador Antonio Obrador ha conservado como parte del importante patrimonio.
El interior del edificio respira también esencia andaluza con cuadros de cordobán, cuero curtido, que decoran desde la recepción, al restaurante o el interior del ascensor ligando la historia del hotel a la de la propia Málaga.
Colores de la baraja
La historia de Félix Solesio al frente de la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya y del núcleo Arroyo de la Miel inspira también las habitaciones. El palacio tiene 68 habitaciones y en un nuevo edificio justo enfrente hay otras 48. Las 116 de las que dispone el hotel están decoradas en los cuatro colores de la baraja española: azul, amarillo, rojo y verde. Hay dos suites, una de ellas en una torre con espectaculares vistas de la catedral y de la ciudad.
Un aroma de higo y azahar perfuma las estancias y en el minibar poco a poco se introducen productos locales, como la malagueña cerveza Victoria o los chocolates Maychoco.
En el edificio nuevo está la piscina para clientes con vistas a la torre mudéjar de la Iglesia de Santiago y el rooftop La Terraza de Solecio. Como novedad a su carta de verano se suman este año cuatro cócteles de autor, una colaboración exclusiva de Palacio Solecio con Renard, el aclamado cocktail club malagueño, un homenaje al legado fenicio, romano, musulmán y cristiano.
Un guitarrista tocando en vivo ameniza los «Jueves de Guitarra» una ocasión perfecta para probar sus cócteles y la carta de tapas con sabor andaluz.
Entre azulejos y vinos
Tras los muros del hotel en el patio interior porticado está el restaurante Balausta, dirigido por el chef ejecutivo Sergio Solano. Platos típicos malagueños pero con un twist, como el ajoblanco malagueño con tartar de cigalas de la caleta de Vélez, gel de moscatel y frambuesas o la sardina soasada con pipirrana vegetal.
Su última propuesta consiste en un menú con maridaje inspirada en los azulejos mudéjares. Una experiencia gastronómica y artística a través de una ruta por los azulejos escondidos en las fachadas de tres edificios históricos malagueños. El cliente, tríptico en mano, recorre las callejuelas hasta el Hospital de Santo Tomás o el convento de San Agustín para terminar en el restaurante Balausta. Allí se ofrece el menú maridado (90 euros) o una cata (30 euros) de vinos Ariyanas, unos vinos con personalidad y carácter producidos por Bodegas Bentomiz, situadas en la comarca malagueña de la Axarquía.
Los dueños de la bodega son unos holandeses, Clara Verheij y André Both, que se mudaron a Málaga y aportaron su manera de trabajar los viñedos, situados en la montaña mirando al mar. Los vinos se elaboran con uvas autóctonas de la región, como la Moscatel de Alejandría y la Romé y están presentes en más de 20 restaurantes con Estrella Michelín. Las botellas de la experiencia que ofrece Balausta tienen además un precioso etiquetado inspirado en los azulejos mudéjares que previamente se han descubierto en la ruta.
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