Moda
Trucos para llevar el bañador más allá de la playa y la piscina
Exprimir su uso fuera del contexto acuático no es tan fácil como parece pero hay algunos consejos que pueden ayudarte
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Iniciar sesión¿Se puede usar el bañador más allá de la playa o de la piscina? Poderse, se puede, porque tenemos la fortuna de vivir en un país y en un entorno donde tenemos capacidad de elección sobre nuestro armario. Otra cosa es que debamos ... si nos ceñimos a dos cuestiones: el objetivo para el que están diseñados los bañadores y el factor puramente estético. Pero, como casi todo en la vida, hay fórmulas para llevarlo con acierto. Es cuestión de encontrarlas y explotarlas.
En este tipo de hábitos de estilo es mejor invertir el orden de los pasos a dar. En vez de pensar en opciones válidas para ponernos alguna prenda en concreto, en este caso el bañador, lo más inteligente y efectivo es ir descartando todo aquello que no encaja , no cuadra o, directamente, no hay por donde coger.
Siguiendo este camino, y teniendo en cuenta que los bañadores son prendas diseñadas en tejidos especiales para que sean compatibles con grandes cantidades de agua y humedad que puedan expulsar rápido, debemos ser conscientes de sus limitaciones . No son tan transpirables como unas bermudas de lino o de algodón y, a menudo, tampoco tan cómodas. Además, casi siempre son diseños muy deportivos los de la ropa de baño, y eso por no hablar de todos aquellos bañadores que no sean shorts. Esto es, los tipo bóxer ajustado o los slips: si no vamos en calzoncillos por la calle, no tiene mucho sentido que lo hagamos con este tipo de prendas de baño como capas exteriores. Hasta aquí estamos de acuerdo, ¿no?
Los tonos neutros, siempre en tu equipo
Este panorama nos deja un espacio limitado en el que movernos para poder recurrir al bañador como prenda “de calle”. Es un espacio, eso sí, compatible con esos bañadores cortos, de corte retro —propios de los 60 y 70— que suelen ser lisos o decorados con un ribete a menudo blanco, y que son ideales para presumir de cuádriceps. También los shorts clásicos de baño, a mitad del cuádriceps, que puedes encontrar en todo tipo de colores lisos. Tanto los unos como los otros, especialmente en tonos discretos, como mucho rojos o verdes, son bañadores que bien combinados tienen un pase en según qué contextos más allá de la playa y la piscina.
Lo difícil con ellos es dar con la clave de ese “bien combinados”, una expresión que es un arma de doble filo porque lleva aparejada una enorme carga de subjetividad. Por ello, para intentar puntos de encuentro al gusto de la mayoría, nuestra recomendación para lucirlos más allá de su espacio natural, el acuático, es que simplifiques. Opta por diseños de calidad, a poder ser lisos en tonos conservadores a nivel estético, y trata de acertar con el calzado y las prendas complementarias.
Conseguirlo no es tan complicado. Elimina de la ecuación las chanclas de playa y apuesta por un par de alpargatas o abarcas, quizá unas sandalias de piel aunque en este caso a priori nos gustan más las dos primeras opciones sin que sirva de precedente —con unas bermudas, las tres alternativas son igual de válidas y acertadas—. Y, por otro lado, olvídate de combinaciones coloridas , de prendas que contrasten de manera radical y también, salvo excepciones discretas, de estampados. Estos últimos, que no estén presentes ni en los bañadores ni en las camisas o camisetas con los que los combines.
Cuanto más básico, más opciones tienes de conseguir un look notable construido en torno a un bañador. Incluso en el mismo color: el monocromatismo, una vez más, es un aliado estético si eliges el azul marino, el negro, el beis o un verde apagado, por ejemplo. Y del mismo modo que el ‘total look’ sería un acierto para llevar el bañador como prenda de calle, también lo es apostar por prendas impolutas y de calidad como acompañamiento. No puede fallar la camisa de lino —si la llevas con bañador, por fuera mejor—, la camiseta de algodón o el polo con el decidas acompañarlo, como tampoco debes llevar un calzado en mal estado. A menudo, un outfit acertado se echa por tierra por culpa de detalles como la limpieza y la conservación de las prendas que lo conforman. Esmérate para que este no sea tu caso.
El riesgo: los estampados
No queremos limitar tanto las opciones que acaben por excluirte de este espacio dedicado al bañador como prenda de calle.
Hay excepciones en las que los estampados tienen sentido. Es el caso de los más discretos o clásicos. Se nos viene a la cabeza cuando escribimos estas líneas el print marinero, las discretas rayas verticales azules sobre fondo blanco. Un bañador de largo a medio muslo con este estampado junto a un polo liso en otro color y unas alpargatas bonitas es una combinación más que acertada, por ejemplo.
La segunda alternativa, mucho más arriesgada y personal, es que te atrevas con alguno de los dos piezas a juegos estampados que las firmas más juveniles incluyen en sus colecciones. La fiebre por combinar la estética festivalera con los estampados tropicales ha llevado a varias marcas a apostar por bañadores y camisas de manga corta a juego, diseñadas con el mismo estampado.
Es difícil acertar con ellas, pero puedes conseguirlo si te identificas con un estilo juvenil y deportivo y sabes completar el conjunto con gracia y sin excesos: una riñonera al hombro, un bucket hat, unas sandalias de estética montañera o unas deportivas de moda con calcetines altos son alternativas válidas. Ojo, eso sí, con recurrir a varias a la vez porque pueden sobrecargar en exceso el conjunto.
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