Rellenos faciales: cuándo hay que parar para evitar las caras hinchadas
Ojeras, labios, pómulos, mandíbula… Un exceso de pinchazos con ácido hialurónico puede deformar el rostro
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Rellenos faciales.
Los rellenos de ácido hialurónico, junto al bótox, son los tratamientos más demandados en las consultas de estética, según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). En comparación con la cirugía plástica, son mínimamente invasivos, más económicos, no necesitan tiempo de recuperación e ... incluso son reversibles. Se utilizan para mejorar arrugas, restaurar volúmenes, perfilar los rasgos físicos, tratar las ojeras y corregir algunas asimetrías. Sin embargo, el exceso de pinchazos puede dar lugar a resultados poco naturales y caras demasiado hinchadas e inexpresivas. Ponerse en manos de un profesional y confiar en su criterio médico es fundamental para evitar estos problemas.
Señales que indican un exceso de rellenos faciales
Los rellenos bien hechos son, en general, inapreciables, dando como resultado un rostro más joven, descansado y armonioso. Pero hay ciertas señales que indican que el relleno es excesivo. El doctor Jean José Joseph, conocido como Dr. Jota, especialista en medicina estética, con clínica en Valencia, apunta algunas: «si un rostro muestra un aspecto hinchado o edematizado, signos de lo que puede parecer 'cara de pez globo' o cara globosa, esto pudiera ser señal de que el paciente tiene exceso de rellenos dérmicos. Hay áreas anatómicas faciales que sirven de guía, y donde se pueden ver excesos de rellenos faciales, como son los pómulos y labios. También se pierde la expresión facial al gesticular, hay rigidez absoluta o movilidad reducida. Incluso por el exceso de relleno dérmico, internamente se pueden generar bultos que luego hacen ver un rostro deforme y con irregularidades. Un ejemplo fácil, los 'labios de pato', que es cuando el labio superior sobresale y se ve un labio poco armonioso y desproporcionado».
Cuándo se debe parar
Aunque la medicina estética puede ser un arma maravillosa para corregir imperfecciones, rejuvenecer la piel e incluso mejorar la autoestima, es importante saber decir basta, para evitar caer en el conocido como síndrome 'overfilled'. Según el doctor Jota, «la decisión de continuar o detener los rellenos faciales no depende únicamente de la cantidad de producto utilizada, no tiene que ver con una cantidad estandarizada, sino de la historia personal y las características individuales de cada paciente». La edad, la genética y el estilo de vida influyen en los rellenos, por eso es importante, ponerse en manos de un médico con experiencia y formación específica, y confiar en su criterio.
«Con el paso de los años, los rellenos cumplen una función restauradora, ya que ayudan a reponer volúmenes perdidos y suavizar los signos del envejecimiento. Sin embargo, cuando no existe un deterioro evidente, añadir más producto puede generar el efecto contrario: deformar en lugar de rejuvenecer. Esto incluso puede derivar en una alteración de la percepción propia, donde el paciente se acostumbra a una imagen artificial y pierde referencia de la naturalidad», expresa el Dr Jota.
El experto añade: «la genética también desempeña un papel fundamental. Las personas con una estructura ósea fuerte y piel más densa suelen necesitar menos intervenciones, mientras que quienes tienen la piel fina, o menor soporte facial, requieren tratamientos más sutiles y estratégicos para mantener la armonía. Por otro lado, los hábitos de vida influyen directamente en la calidad de la piel y en la velocidad del envejecimiento. Fumar, dormir poco, exponerse en exceso al sol o incluso realizar ejercicio físico de forma intensa, acompañado de una dieta desequilibrada, acelera el desgaste y puede aumentar la demanda de tratamientos estéticos. En definitiva, saber cuándo parar es tan importante como saber dónde infiltrar. El objetivo nunca debe ser rellenar por rellenar, sino mantener la armonía natural de cada rostro».
¿Son reversibles los rellenos?
Es importante distinguir entre los rellenos de ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica, que son los más habituales en la actualidad, y que son reabsorbibles por el propio organismo, de los materiales permanentes que se utilizaban hace años, como la silicona o los biopolímeros. La doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic, explica que en el caso del ácido hialurónico, «contamos con la hialuronidasa, una enzima que degrada el producto en pocas horas o días».
Además, es importante recalcar que tarde más o menos, el ácido hialurónico se reabsorbe como sostiene el doctor Leo Cerrud, médico estético: «ya sabemos con evidencia ecográfica que el organismo lo va degradando paulatinamente. La famosa huella estética negativa (que no da un resultado natural, y que puede dejar restos de este relleno o de otros) podría aparecer cuando utilizas un producto en cantidades exageradas, durante mucho tiempo y empiezas muy temprano, pues no le das tiempo a dicha reabsorción. El hialurónico se reabsorbe en 6 u 8 meses. Al año se pueden observar trazas si pasas el ecógrafo, pero el efecto clínico de volumen ya no existe».
En cuanto a los rellenos permanentes o semipermanentes, la doctora Jiménez señala que «a veces recurrimos a tratamientos quirúrgicos para resecciones parciales o a combinaciones de corticoides y láser, con el objetivo de reducir riesgos y mejorar la apariencia. Aun así, no siempre es posible devolver los tejidos a su estado original».
Acudir a un doctor experto en medicina estética, con una trayectoria reconocida, y huir de ofertas sospechosas es lo más sensato a la hora de someterse a cualquier tratamiento de medicina estética.
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