Caída del pelo: cuándo hay que preocuparse

La caída estacional puede verse, además, incrementada por factores como el estrés, o los daños solares en el cuero cabelludo y en la raíz que pueden producirse durante el verano. Pero es importante distinguir entre esta caída estacional, que no debe alarmar, y una pérdida de cabello prolongada en el tiempo que puede llegar a provocar una alopecia.

La caída estacional, que no debe preocuparte, tiene una duración determinada (entre 1 y 3 meses) y supone perder entre 50 y 100 cabellos al día. En general, este tipo de caída no conlleva pérdida significativa de la densidad capilar, ni del volumen. Además, aunque se caigan muchos cabellos, con la caída estacional también es habitual que se vean nuevos pelos, que están en crecimiento. El otoño suele ser el momento en el que más se nota este tipo de caída, aunque también es habitual en primavera.

Pero, cuando hay una pérdida de densidad importante, por ejemplo, se observa que la raya del pelo es más ancha, empieza a haber zonas muy claras, o la caída se prolonga más allá de los tres meses, es importante consultar con un dermatólogo experto en tricología, para que pueda realizar un correcto diagnóstico, y encontrar el tratamiento adecuado.

Aunque la caída del pelo en otoño, si es estacional, no debe alarmar, la doctora Cristina Morante, experta en medicina capilar de IML Clinic, aconseja una serie de medidas para mitigarla: reforzar la nutrición (las vitaminas A, D, E y la biotina son esenciales para el crecimiento capilar, al igual que los minerales como el hierro, zinc, selenio y magnesio), controlar el estrés (más habitual con la vuelta a la rutina laboral) mediante ejercicio o técnicas de relajación, cuidar el cabello con champús suaves y mascarillas que ayuden a reparar los daños causados en verano, y optar por tratamientos profesionales (mesoterapia capilar y fototerapia), si la caída no remite.

Cuando la caída capilar dura más de lo esperado, lo más importante es acudir a un especialista para realizar un buen diagnóstico. A partir de allí, el médico aconsejará los mejores tratamientos para frenar la alopecia, normalmente se trata de una combinación de fármacos orales o tópicos que requieren prescripción médica (Minoxidil, Finasteride, etc.), vitaminas y tratamientos médico-estéticos.

Respecto a estos últimos, hay diversas opciones que pueden ayudar, como la mesoterapia capilar (administración de soluciones intradérmicas que contienen vitaminas, minerales y aminoácidos que ayudan a fortalecer el cabello desde la raíz); infiltración de péptidos biomiméticos (Hair Filler), un tratamiento que utiliza ácido hialurónico junto con péptidos para revitalizar los folículos pilosos y promover el crecimiento capilar; plasma rico en plaqueta (PRP, obtenido de la propia sangre del paciente); carboxiterapia capilar, (mediante inyecciones subcutáneas de CO2, se mejora la microcirculación del cuero cabelludo, activando factores de crecimiento y estimulando la síntesis de colágeno); y fototerapia (se trata de un láser de baja frecuencia en el cuero cabelludo para activar la circulación y mejorar la salud de los folículos).