Pietro Parolin presenta la biografía del nuncio español Faustino Sainz

«Desde que nos conocimos en Roma, Faustino y yo establecimos una amistad fraterna que se fue fortaleciendo con el paso de los años, cuando ambos trabajábamos en el servicio diplomático de la Santa Sede», confió Parolin. «Seguí y admiré su incansable labor en la Conferencia de Helsinki sobre la seguridad y la cooperación en Europa que concluyó en la capital finlandesa el 1 de agosto de 1975, y más tarde como nuncio apostólico en Cuba, en la República Democrática del Congo, en Bruselas ante la Unión Europea y finalmente en Gran Bretaña donde ya enfermo pudo acompañar al Papa Benedicto XVI en la histórica visita que con tanto celo y experiencia había preparado», recordó.

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Parolin reveló también que Faustino Sainz le había personalmente asegurado que durante su carrera «los años que le procuraron mayor satisfacción personal fueron los que dedicó al proceso mediador entre Chile y Argentina». Se refería al punto álgido de la crisis del Beagle, cuando en diciembre de 1978 parecía inminente que el gobierno de Buenos Aires invadiría unas islas en los mares australes, en territorio chileno.

Como ambos países habían solicitado la mediación del Vaticano, Juan Pablo II encargó al cardenal Antonio Samoré que lo representara para intentar frenar las hostilidades. El purpurado contó con la ayuda de monseñor Faustino Sainz, con quien viajó inmediatamente a Argentina y a Chile, y logró detener el conflicto armado. Sin embargo, hicieron falta otros seis años de intensa mediación con la ayuda del español, hasta que en diciembre de 1984 ambos países firmaron un 'Tratado de Paz y Amistad' que aún hoy sigue vigente.

«Este excepcional episodio marcó un hito en la milenaria historia de la diplomacia pontificia señalando de forma muy evidente que toda la actividad de la Iglesia en el mundo está al servicio de la paz», subrayó el cardenal Parolin.

También la embajadora española, Isabel Celaá, reconoció la delicada tarea desempeñada por el diplomático español, y reflejada en este libro. «Su intervención en la resolución del diferendo del Beagle representó probablemente la más valiosa contribución aportada por un español a la causa de la paz y a través de la diplomacia pontificia desde que el gran erudito y estadista Alonso de Cartagena (1384-1456) mediara entre el emperador y el rey de Polonia y en varios conflictos entre reinos ibéricos», recita el texto.

La obra, al hilo de la vida de Faustino Sainz, repasa los grandes eventos de los últimos años de la Guerra Fría, y permite intuir la delicada y silenciosa acción diplomática de los papas ante la Conferencia de Helsinki en 1975, durante el delicado 'periodo especial' de la dictadura cubana, frente a la corrupción y huida de Mobutu en Zaire, o para la elaboración de la Constitución Europea.

La última gran misión diplomática de Faustino Sainz fue preparar el viaje de Benedicto XVI al Reino Unido, y acompañarlo del 16 al 19 de septiembre de 2010. Tres meses más tarde fue sustituido por motivos de salud.

Parolin describió su trayectoria y pensando en él trazó el perfil del diplomático vaticano: «Debe estar y sentirse libre de intereses geopolíticos, económicos o militares inmediatos; está llamado a discernir en sus interlocutores gubernamentales, políticos o sociales y en las instituciones públicas el anhelo de servir al bien común. Sin minusvalorar el hoy, debe trabajar a largo plazo, sin la obsesión de resultados inmediatos. Debe soportar con paciencia situaciones adversas o los cambios de planes que el dinamismo de la realidad impone», dijo.

Benedicto XVI quiso reconocer su tarea nombrándole cardenal, pero él declinó amablemente la propuesta. Falleció en Madrid en 2012. Esta biografía, realizada a partir de sus inéditos apuntes personales y entrevistas a sus familiares, colaboradores y amigos, ha sido publicada en abril por Sekotia, sello de la editorial Almuzara.