Sánchez invita al Papa a Canarias por su interés en la crisis migratoria y negocia con la Iglesia la resignificación del Valle de Cuelgamuros

Sánchez ha comparecido en los jardines de la Academia de España en Roma, en la colina del Janículo, adonde se ha trasladado tras una reunión de 35 minutos con el Papa. El presidente del Gobierno llegó al Vaticano al filo de las 9 de la mañana, acompañado por la embajadora ante la Santa Sede, Isabel Celaá. En esta ocasión no le acompañó su esposa, Begoña Gómez, que sí lo hizo en la anterior visita en octubre de 2020.

La reunión a puerta cerrada con el Pontífice fue un poco más larga de lo habitual, 35 minutos. A continuación, el Papa saludó durante cinco minutos a la delegación que acompañaba al presidente y le entregó unos simbólicos objetos. A las 9:40 horas abandonó la biblioteca.

Se dice que el Vaticano suele enviar mensajes a través de los regalos del Papa en estos encuentros. En este caso, se trataba de una terracota del título «Ternura y amor», junto a su Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz 2024, «Inteligencia artificial y paz».

El presidente del Gobierno le ha regalado una colección de monedas de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, en ocasión del aniversario del fallecimiento de Pablo Picasso. Una de las monedas reproduce una corrida de toros.

Además de reunirse con el Papa, Sánchez mantuvo un encuentro con el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y con el ministro de exteriores del Vaticano Paul Richard Gallagher. También este viernes, el Papa Francisco se ha reunido con Volodímir Zelensky, con quien Sánchez ha coincidido en los pasillos del Palacio Apostólico.

Con Parolin ha abordado el desarrollo de la Ley de Memoria Democrática y la resignificacion del Valle de Cuelgamuros. En este sentido, Sánchez ha mostrado su «absoluta predisposicion para llegar a un acuerdo» con la Iglesia.

Han pasado cuatro años desde la última visita de Pedro Sánchez al Papa. Su último encuentro fue el 24 de octubre de 2020, y quedó marcado por un fuerte discurso del Pontífice ante las cámaras. Sus palabras se consideraron un intento del Vaticano de que no fuera instrumentalizado el encuentro.

Aquel día, para que quedaran claros los términos de su conversación a puerta cerrada. Francisco mencionó entonces el riesgo de la deriva de los nacionalismos y las ideologías en medio de la crisis económica. Fue inusitado, pues nunca antes el Papa había pronunciado un discurso durante una audiencia a jefes de Estado y de gobierno, y de hecho, no ha vuelto a hacerlo en ninguna ocasión.

En su discurso de 8 minutos, Francisco reconoció la dificultad de gobernar un país y ocuparse del desarrollo económico y las infraestructuras, pero que aún más complejo e importante es ocuparse de «consolidar la nación, no solo cuidar la frontera, sino la nación como organismos de leyes, de modos de proceder».

La principal dificultad es «el juego las ideologías» que sectarizan, deconstruyen la patria, no construyen». «Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria», añadió entonces.