León XIV afirma que no cambiará la doctrina sobre las personas LGTBI y pide «reconocer y fortalecer» a las familias tradicionales
En una entrevista para su primera gran biografía afirma que su «papel principal no es ser el solucionador de los problemas del mundo»
La Tercera | ¿Está España dejando de ser católica?
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónEl Papa ha comenzado a mostrar sus cartas este jueves con una larga entrevista publicada en Perú de la que ya el domingo se conocieron algunos extractos. Por primera vez afronta cuestiones como el papel de la mujer en la Iglesia, la relación con ... personas LGBTQ+ o los abusos. Responde a preguntas de la periodista estadounidense Elise Ann Allen, del portal de noticias «Crux Media». El diálogo ocupa las últimas 32 páginas de la biografía «León XIV, ciudadano del mundo y misionero del siglo XXI» que en octubre la Editorial Destino llevará a las librerías españolas.
La síntesis que León XIV hace de sus primeros meses como obispo de Roma es que «estoy tratando de no seguir promoviendo la polarización en la Iglesia». Añade con tono personal que «francamente, no es nada fácil renunciar a todo lo que eras y tenías y asumir un rol que es de 24 horas al día y tan público. Se sabe todo sobre mí, aparte del peso de las responsabilidades y la misión en sí». «Sin embargo, en medio de eso, duermo bien, siento mucho la presencia del Señor» y «creo que en la Iglesia tenemos mucho que ofrecer al mundo».
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En la conversación subraya sus puntos en común con Francisco, pero presenta sus propias opiniones con enorme prudencia para no pisar callos. Interrogado sobre el papel de la mujer en la Iglesia, responde que «espero seguir los pasos de Francisco, incluyendo la designación de mujeres en algunos papeles de liderazgo, en diferentes niveles, reconociendo sus dones y su aportación a la Iglesia de muchas maneras». Sin embargo precisa que «por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la ordenación de mujeres diácono».
Cuando le preguntan cómo enfocará la situación de personas LGBTQ+, asegura que es «una cuestión altamente polarizadora en la Iglesia». Para explicar el marco general en el que se moverá, repite el lema de Francisco, que la Iglesia está abierta a «todos, todos, todos», y explica que «todos están invitados a entrar, pero no invito a una persona porque sea o no de una identidad específica, sino porque es un hijo o una hija de Dios. Todos son bienvenidos y vamos a conocernos y a respetarnos». «La gente quiere que la doctrina de la Iglesia cambie, quiere que las actitudes cambien. Creo que tenemos que cambiar las actitudes, antes incluso de pensar en cambiar lo que la Iglesia dice sobre cualquier cuestión. Me parece muy improbable, ciertamente en un futuro cercano, que la doctrina de la Iglesia cambie en términos de lo que enseña sobre la sexualidad y el matrimonio», completa.
Dice que «igual que hizo el Papa Francisco, he hablado sobre el matrimonio, sobre que la familia es un hombre y una mujer en un compromiso solemne, bendecidos en el sacramento del matrimonio. Pero incluso al decir eso, entiendo que algunas personas se lo tomaran mal. En el norte de Europa ya están publicando rituales para bendecir «a las personas que se aman», es la forma en que lo expresan, lo que va específicamente en contra del documento que el Papa Francisco aprobó, Fiducia Supplicans, que básicamente dice: por supuesto que podemos bendecir a todas las personas, pero no buscar una forma de ritualizar algún tipo de bendición, porque eso no es lo que la Iglesia enseña. Eso no significa que esas personas sean malas, pero creo que es muy importante, de nuevo, entender cómo aceptar a los demás que son diferentes a nosotros, cómo aceptar a las personas que toman decisiones en su vida y respetarlas». «Creo que la enseñanza de la Iglesia continuará como está, y eso es lo que tengo que decir al respecto por ahora. Creo que es muy importante», subraya.
Indica que «la familia tradicional 'padre, madre e hijos' necesita ser apoyada», «reconocida y fortalecida». «Me pregunto si la polarización y cómo las personas se tratan unas a otras no proviene también de situaciones en las que la gente no creció en el contexto de una familia donde aprendieran a amarse unos a otros, a vivir unos con otros, a tolerarse unos a otros y a formar los lazos de comunión. Eso es la familia. Si quitamos ese bloque de construcción básico, se vuelve muy difícil aprender eso de otras maneras». «En mi caso, con mis hermanos, somos muy cercanos, aunque uno está muy lejos en un extremo político y estamos en lugares diferentes».
Define los abusos en la Iglesia como «una crisis real» y pide que «las víctimas sean tratadas con gran respeto». La novedad es que añade que «los acusados también tienen derechos, y muchos de ellos creen que no se han respetado» y «ha habido sacerdotes cuyas vidas han sido destruidas por ello». «La ley existe para proteger los derechos de todas las personas». Además, adelanta que «no podemos hacer que toda la Iglesia se centre exclusivamente en este tema, porque esa no sería una respuesta auténtica a lo que el mundo necesita de la misión de la Iglesia», reclama. Después de elogiar a las víctimas dice que asimismo «hay muchas otras personas en la Iglesia que tienen derecho a ser acompañadas en lo que sea que estén viviendo y experimentando, y la Iglesia también tiene que estar con ellas. Es uno más de los muchos desafíos que estoy tratando de abordar».
Le preocupa la crisis social que puede provocar la Inteligencia Artificial generativa, pues «habrá un gran problema si automatizamos el mundo entero y solo unas pocas personas tienen los medios para sobrevivir o para vivir bien, para tener una vida significativa. Es una de las cuestiones que tuve en mente al elegir el nombre de León, por los desafíos que tenemos por delante». Sin dar nombres, denuncia que «personas extremadamente ricas están invirtiendo en inteligencia artificial ignorando totalmente el valor de los seres humanos y de la humanidad» y por eso piensa «que la Iglesia tiene que alzar la voz». «En las relaciones humanas, podemos hallar al menos signos de la presencia de Dios: respeto mutuo, importancia de la familia, de la igualdad, de vivir y trabajar juntos en paz. Pero va a ser muy difícil descubrir la presencia de Dios en la IA».
También habla de política, y responde que «no veo que mi papel principal sea el de tratar de ser el solucionador de los problemas del mundo. Aunque creo que la Iglesia tiene una voz, un mensaje que necesita seguir siendo predicado en voz alta». Cuando le preguntan si intervendrá en cuestiones políticas de EE.UU. adelanta que «no tengo planeado involucrarme en la política partidista» y que es mejor que sean los obispos quienes intervengan. Su papel es más bien «plantear preguntas». «A veces las decisiones se toman más con base en la economía que en la dignidad humana y en el apoyo humano, pero [tenemos que] seguir desafiando y planteando algunas preguntas y ver la mejor manera de hacerlo».
En una conversación tan amplia hay muchas cuestiones interesantes. Por ejemplo, dice que continuará «la política que la Santa Sede ha seguido con China» y se plantea cómo hacerlo «respetando tanto la cultura como los problemas políticos que tienen una gran importancia, pero también a un grupo significativo de católicos chinos que, durante muchos años, han vivido algún tipo de opresión o de dificultad para experimentar su fe libremente y sin elegir bandos». Le preocupa que las presiones a Israel, «incluso con declaraciones muy claras de Trump», no hayan servido para «aliviar el sufrimiento de la gente en Gaza». «Ojalá no nos volvamos insensibles, porque no puedes soportar tanto dolor. No podemos ignorar esto como seres humanos y como cristianos. De alguna manera, tenemos que seguir presionando para intentar lograr un cambio allí». Y destaca cómo «cada vez más personas se plantean» si llamar genocidio a lo que está sucediendo allí. También desmiente que «la situación financiera del Vaticano sea grave, dice que habrá que hacer «ajustes» en la reforma de la Curia que elaboró el Papa Francisco «para que los dicasterios no trabajen de forma aislada» y preguntado sobre quienes solicitan que se autorice el rito de la misa que había antes del Concilio Vaticano II lamenta que «algunos usen la liturgia como una excusa para promover otros temas, como herramienta política».
Respecto a las versiones de IA, cuenta: «Alguien me pidió recientemente autorización para crear una versión artificial de mí, de modo que cualquiera pudiera entrar a un sitio web y tener una audiencia personal con 'el Papa', y este Papa creado por inteligencia artificial les daría respuestas a sus preguntas. Yo dije: 'No voy a autorizar eso'. Si hay alguien que no debería ser representado por un avatar, me parece, es el Papa».
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