El Papa pide a los nuevos obispos «que no archiven en un cajón» los casos de abusos

En un gesto inédito, el Vaticano publicó muchos detalles de la conversación de los obispos con el Papa, señal de que León desea personalmente que trasciendan. Hasta ahora sólo se había publicado el discurso oficial que había pronunciado, que seguramente no había preparado él.

Según la oficina de prensa de la Santa Sede, primero les dio las gracias «por haber aceptado el ministerio», pues como ex prefecto del Dicasterio que nombra nuevos obispos, es consciente de que muchos rechazan este encargo por las complicaciones que conlleva. Además, «antes de responder a sus preguntas, les pidió «que aborden con prontitud las cuestiones relativas a los comportamientos inapropiados del clero». Explícitamente les dijo que las denuncias «no pueden archivarse en un cajón; deben abordarse con misericordia y verdadera justicia hacia las víctimas y los acusados».

También les aconsejó que sean «prudentes en el uso de las redes sociales, donde existe el riesgo de que «cada uno se sienta autorizado a decir lo que quiera, incluso cosas falsas»». Por otro lado, confirmó que «hay momentos en los que alcanzar la verdad es doloroso, pero necesario». Según el comunicado, les dijo que «en este sentido, es útil dejarse ayudar por profesionales de la comunicación, personas preparadas en este ámbito». El Vaticano resume la receta del Papa en tres ideas: «Calma, una buena cabeza y la ayuda de un profesional».

En otro pasaje interesante del encuentro, León XIV abordó las «consecuencias de las crisis medioambientales». En su respuesta, «recordó el décimo aniversario de la encíclica Laudato y animó a promover esta cuestión en la pastoral, añadiendo que en este importante frente «la Iglesia estará presente», sin que se mezclen con ello otras cuestiones contrarias a la antropología cristiana», aunque el comunicado no precisó cuáles.

Les recordó que el estilo de su tarea es «tender puentes, buscar el diálogo, incluso allí donde los cristianos son minoría, con auténtico respeto por las personas de otras tradiciones religiosas, sobre todo a través del testimonio del auténtico amor y la misericordia cristiana«, porque «por cómo os amáis os reconocerán»».

También en otro momento subrayó el «valor del testimonio» que deben dar y les pidió que cultiven «la capacidad de renovar el contacto con el mundo para responder a las preguntas que se plantean los hombres y mujeres de este tiempo sobre el sentido de la vida y el mal en el mundo: «No bastan las respuestas preparadas, aprendidas hace 25 años en el seminario». «Sed cercanos al pueblo y a los sacerdotes; sed misericordiosos y firmes, incluso cuando se trata de juzgar; sed capaces de escuchar y dialogar, y no solo de dar sermones».

Como consejo personal, les «advirtió contra la tentación de formar un grupo propio y encerrarse en él» y les sugirió que «reconozcan los propios dones y los propios límites y la necesidad de la ayuda de los demás, quizá confiando en la valiosa experiencia de un buen obispo emérito que les acompañe o ayude». Para sus diócesis, les «sugirió confiar también en los laicos auténticamente misioneros presentes en los movimientos, que pueden ser una esperanza para la Iglesia local».

Entre los españoles presentes estaba Xabier Gómez, nuevo obispo de Sant Feliu de Llobregat, y Fernando Enrique Ramón, obispo auxiliar de Valencia. Precisamente, Gómez destaca a ABC «la cercanía del Papa y su invitación a que cada uno de nosotros fuéramos nosotros mismos. Agradecimos su estilo cercano y franco, ese darnos tiempo para poderle preguntar y dialogar con libertad». Asegura que entre los obispos y el Pontífice se notaba «la preocupación por la paz» y «quedaba patente la diversidad de la catolicidad en los diversos contextos culturales». En cuando a los temas que abordaron los resume en el binomio «comunión y misión, y conversión a Cristo en una Iglesia sinodal».