La ONT recuerda a Cataluña que el trasplante de útero aún es un procedimiento experimental
La delicada intervención se realizó en 2022 en plena pandemia y sin la luz verde del Ministerio de Sanidad
Un milagro llamado Jesús: nace el bebé de la primera mujer trasplantada de útero en España
Los padres con su hijo recién nacido, rodeados del equipo médico del Hospital Clínic
El trasplante audaz que ahora celebra el Hospital Clínic de Barcelona fue en 2022 un motivo de fricción con la Organización Nacional de Trasplantes, perteneciente al Ministerio de Sanidad. La institución estatal se resistía a autorizar esta intervención por motivos éticos y sociales. No ... se cuestionaba la capacidad del equipo médico, pero sí que se hiciera en plena pandemia, en uno de los momentos más complicados del sistema sanitario, y sin que hubiera una urgencia porque no estaba la vida de nadie en peligro.
La principal queja de la ONT era que el Clínic decidiera dar el paso con una donante viva, sin probar con una donación de cadáver como ya habían hecho otros países previamente. Al no utilizar el tejido de una fallecida, se ponía en riesgo a dos personas en cirugías complicadas con el único objetivo de cumplir el deseo de una mujer de ser madre biológica.
Era un injerto pensado solo para mejorar la calidad de vida de una persona. Además, la donante elegida era su propia hermana que estaba en la treintena; ya había sido madre pero aún era lo suficientemente joven para tener hijos.
Pese a los recelos de la ONT, el Hospital Clínic y la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT) decidieron seguir adelante. No se hizo a espaldas del Ministerio de Sanidad, aunque no hubo luz verde. Beatriz Domínguez, directora de la ONT, celebra hoy el éxito de la intervención y se alegra del resultado satisfactorio, aunque recuerda que «aún es un procedimiento experimental». «Quizá en unos años podamos hablar de esta intervención como un procedimiento habitual, pero no lo es todavía y debe demostrar su eficacia y seguridad», explicó a ABC.
En el mundo se han realizado 63 trasplantes de estas características y solo han nacido 31 niños, tanto con úteros procedentes de personas fallecidas como de donantes vivas, como el de Barcelona.
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La ONT insiste a Cataluña en que explore la posibilidad de hacerlo con donantes fallecidas para reducir el riesgo de la donante. O, al menos, con mujeres más cercanas a la menopausia con menor vida fértil para no robarles la posibilidad de ser madres.
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