Un funcionario de prisiones, que prefiere mantener su anonimato, ha relatado a ABC el miedo que pasó ayer, cuando a las 12,33 horas se apagaron de repente las luces en la cárcel de Estremera-Madrid VII. «El apagón me pilló en el módulo ... con los internos», recuerda el vigilante.
«De repente no es que no hubiera luz -continúa contando- sino que las puertas mecánicas no se abrían, las cámaras estaban desconectadas, los sensores, las alarmas, los teléfonos... La única herramienta que teníamos para comunicarnos eran los walki-talki. Una situación inédita».
Fueron minutos de desconcierto, que se hicieron interminables para este funcionario. «Los internos preguntaban qué ocurría, y en esos momentos apenas teníamos información. Todo quedó paralizado».
Asi lo ha asegurado el alcalde Miguel Ángel Ruiz, que ha explicado que en «estos momentos solo quedan unos 100 pasajeros a la espera de poder coger un tren»
«Ni siquiera podíamos mandar a los internos a las celdas porque todas las puertas eran hidráulicas» y no podían abrirse sin electricidad.
«Por suerte», relata aliviado el funcionario, «la dirección reaccionó rápido y unos minutos después se activó el generador de emergencia, con el que se pudo seguir trabajando con relativa normalidad».
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