Qué es la lana de roca utilizada en el edificio incendiado de Valencia y para qué sirve

Pese a que inicialmente se informó de ello desde el Colegio de Arquitectos Técnicos de Valencia, se han tenido que retractar dado que en realidad en su fachada se usó un material que, en sus especificaciones, tiene el elemento aislante del fuego entre sus virtudes.

La lana de roca. Este forma parte de las llamadas lanas minerales, ya que es un material obtenido a partir de las rocas volcánicas como el basalto, una de las más comunes en la superficie terrestre. Se usa principalmente como aislante acústico y térmico, uno de sus grandes argumentos para ser empleado en construcciones como la de los edificios de viviendas.

Su estructura fibrosa multidireccional permite que el aire quede inmóvil en su interior, lo que supone una barrera pasiva tanto para el sonido como para el fuego en caso de incendio, dado que bloquea la combustión.

Descubierto de manera prácticamente casual en el archipiélago de Hawái, gracias a la actividad volcánica, se empezó a manufacturar a principios del siglo XX para construcciones simples hasta que su fabricación se hizo masiva gracias especialmente a los trabajos de los constructores daneses en la década de 1930, que lo exportaron a todo el mundo.

El proceso de fabricación de la lana de roca pretende emular la acción de un volcán y consta de tres fases. Primero se introduce en los hornos las cantidades necesarias de basalto para llevarlo a estado líquido, lo que requiere temperaturas por encima de los 1.600ºC.

Una vez fundida, el magma resultante se meten en unas ruedas gigantes que, por acción de las fuerza centrífuga, la deshilacha en fibras. Tras pulverizar estas con un material ligante orgánico, se unen para crear un colchón de lana primaria que, en función de su uso final, se prensa más o menos.

Ese colchón pasa a la última fase, la de curado, que alcanza su forma final. En su proceso final, la lana de roca está formada en un 98% de roca volcánica y un 2% de ligante orgánico.

La respuesta es contundente: la lana de roca no inflamable. Es un material de clase A1, según la clasificación europea de reacción al fuego de los materiales de la construcción. Según esta, la lana de roca es «no combustible» y «sin contribución en grado máximo al fuego».

El motivo está en su fabricación. En su última fase, la estructura interna contiene aire seco y estable, por lo que actúa como obstáculo a las transferencias de temperatura, tanto con temperaturas altas como bajas. Además, debido a su estructura, también frena el movimiento de las partículas de aire y disipa la energía sonora, empleándose como acondicionador acústico que evita ecos, reberveraciones y similar.

La lana de roca se utiliza, de hecho, como protección pasiva como protección al fuego, dado que conserva sus propiedades mecánicas intactas en condiciones extremas, incluso superiores a 1.000 grados.

Sus características en forma de hebras incluso permite que se use como tierra de cultivo para diferentes plantas, y es habitual que sea el fondo que se esconde tras las construcciones hidropónicas y en invernaderos que se ven en edificios de todas las ciudades.

Sus cualidades ignífugas quedan patentes en otro de sus usos: en combinación con el aluminio, se emplea también como revestimiento de chimeneas.

La fachada del edificio de la calle Maestro Rodrigo que ha ardido estaba hecha con lana de roca y aluminio, en un tipo de construcción muy concreto: las fachadas ventiladas.

En 2019, el Código Técnico de la Edificación, la normativa sobre la que se ordena la construcción, estableció que los edificios de más de 28 metros de altura, como el del incendio de Valencia, no permite el uso de materiales inflamables. Además, la misma normativa obliga a los inmuebles de esa altura a instalar sistemas de aislamiento situados en el interior de cámaras ventiladas que deben ser de, al menos, una clasificación A2 de reacción al fuego en sus materiales.

Si la lana de roca lo cumple, al ser A1, ¿por qué ardió? Esa es la respuesta que deben dar los peritos. Las primeras pesquisas apuntan a que fue el material termoplástico usado para adherir la lana a las placas de aluminio. Una resina inflamable podría ser la causante de que el edificio ardiera de la manera que lo hizo.