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Un informe británico señala fallos de diseño como causa fundamental del naufragio del Bayesian

El misterio del hundimiento empieza a desvelarse con los nuevos documentos, que recogen dramáticos testimonios de los supervivientes

Drones submarinos, una grúa gigante y treinta millones de euros para reflotar el superyate Bayesian

Bayesian: así era el velero de lujo hundido en Sicilia con 22 personas a bordo

Una imagen de archivo del Bayesian, el superyate, en las costas de Sicilia EFE
Ángel Gómez Fuentes

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

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Frente a las costas de Sicilia, el mar devuelve lentamente los secretos del Bayesian, el velero de 56 metros de eslora que se hundió en 16 minutos, en la noche del 19 de agosto 2024, cobrando siete vidas, incluidas las del magnate tecnológico británico Mike Lynch (59 años) y su hija Hannah (18). Mientras tanto, se está reflotando el velero, recostado sobre un lado a 49 metros de profundidad, lo que supone un desafío técnico con un coste de 30 millones de euros. Ahora se ha filtrado el informe preliminar de la Marine Accident Investigation Branch (MAIB) británica, que apunta a un fallo en el diseño, al tiempo que recoge testimonios dramáticos de los supervivientes. La gran pregunta que todo el mundo se hizo es cómo un superyate, catalogado como «insumergible» por su astillero, pudo sucumbir a la tormenta, mientras que otras embarcaciones pudieron soportarla.

El informe de la MAIB revela que el velero tenía fallos de estabilidad, señalando directamente los defectos de diseño como un factor clave en su hundimiento. Según ese documento, el mástil de 72 metros, el segundo más alto del mundo, presentaba una «vulnerabilidad» que lo hacía susceptible a volcar con vientos fuertes. Cuando el yate, anclado con la quilla elevada (estructura estabilizadora bajo el casco), se inclinó 70.6 grados, no tuvo posibilidad de recuperar la estabilidad; y vientos superiores a los 63,4 nudos fueron suficientes para hundirlo. Esta conclusión contradice las afirmaciones previas del Italian Sea Group, constructor del Bayesian, que insistía en la solidez e «insumergibilidad» de la embarcación, atribuyendo la tragedia a errores humanos. «El error fue humano: no cerrar compuertas o subestimar alertas meteorológicas», defendió su CEO, Giovanni Costantino.

También una investigación del New York Times reveló que la característica más llamativa del Bayesian, su altísimo mástil y todo el sistema necesario para albergarlo, lo hacía vulnerable. El superyate de Lynch era, en efecto, muy diferente: todos los barcos de la misma serie, del mismo constructor, tenían dos mástiles en lugar de uno. Documentos técnicos obtenidos por el periódico estadounidense y modelos informáticos muestran que el buque podría haber volcado en una tormenta y hundirse rápidamente. Al mismo tiempo, varios arquitectos navales afirman que ciertas decisiones de diseño, como las dos altas puertas laterales de la cubierta, habrían aumentado la probabilidad de que el Bayesian se inundara con grandes cantidades de agua si los fuertes vientos lo hubieran empujado hacia un lado. Los relatos de testigos y supervivientes revelaron que el yate habría volcado completamente de lado y se habría hundido en cuestión de minutos.

El naufragio del Bayesian no se debe únicamente a sus deficiencias de diseño. Tres miembros de la tripulación -el capitán neozelandés James Cutfield, el oficial de máquinas Tim Parker Eaton y el marinero de guardia Matthew Griffith- han sido inscritos en el registro de la fiscalía de Termini Imerese por homicidio múltiple y homicidio por naufragio. En concreto, Griffiths, de guardia durante la noche, supuestamente no se percató de la entrada de agua a bordo y no alertó con prontitud al capitán. Eaton, por su parte, presuntamente no tomó las medidas adecuadas para gestionar la emergencia, mientras que Cutfield no informó a los pasajeros del peligro inminente, impidiéndoles ponerse a salvo. En el centro de la investigación, por tanto, además de los fallos del diseño del yate, se encuentra una posible cadena de errores en la gestión de la emergencia y en la comunicación oportuna con las personas a bordo (algunas de las cuales no habrían recibido instrucciones claras).

Testimonios desgarradores

No se puede comprender la tragedia del Bayesian sin escuchar los testimonios desgarradores de los 15 supervivientes, recogidos en el informe de la MAIB. Describen un cuadro dantesco de la súbita inclinación del yate, el caos a bordo y la desesperada lucha por la supervivencia en la oscuridad y el oleaje. «Utilizamos los muebles caídos como una escalera improvisada para intentar escapar después de que el barco se inclinara, luego fuimos arrojados al mar repentinamente», relató un superviviente. Angela Bacares, viuda de Lynch, relató a los investigadores el caos de esa madrugada: «El barco se inclinó de golpe. Caímos todos. Las luces se apagaron, y el agua nos inundó». Matthew Griffiths, el marinero de guardia, describió en el informe MAIB cómo el yate se inclinó rápidamente atrapando a pasajeros en los camarotes. «Apilamos muebles para alcanzar las salidas… pero el agua nos arrolló», declaró otro superviviente. Los buzos que recuperaron los cuerpos hallaron una macabra paradoja: cuatro víctimas murieron sin agua en los pulmones. «Quedaron atrapadas en burbujas de aire tóxico mientras el barco se hundía», explicó el médico forense. Entre ellos estaban el banquero Jonathan Bloomer y su esposa Judy.

El rescate del Bayesian y la búsqueda de la verdad se han visto empañados por un trágico suceso. El 9 de mayo, el buzo holandés Rob Cornelius Hujiben, de 39 años, murió mientras cortaba el mástil a 49 metros de profundidad. Su autopsia reveló una «explosión submarina» no aclarada, alimentando la leyenda de un barco maldito. Este trágico incidente obligó a suspender temporalmente las inmersiones, añadiendo una capa más de complejidad y dolor a la ya dramática historia del velero.

El caso contiene capas de intriga sobre el magnate británico: fue absuelto en 2024 de un fraude de 8.487 millones de euros tras vender su empresa Autonomy a HP, pero su socio Stephen Chamberlain murió atropellado un par de días antes del naufragio

Ahora, con la reanudación de las labores de rescate, la expectación crece. La operación no solo busca culpables, sino los secretos que podía guardar el Bayesian, un velero misterioso. El 30 de abril de 2025, las autoridades italianas anunciaron la recuperación de dos discos duros encriptados del casco del yate, pertenecientes a Lynch, que «podrían contener datos sensibles vinculados a operaciones de inteligencia occidentales e información crucial para comprender las causas del naufragio», según escribe Il Sole 24 Ore, aunque precisa que las fuentes no están confirmadas.

El empresario británico fundó la empresa de ciberseguridad Darktrace, que se convirtió en líder mundial en el sector de la ciberseguridad. La empresa, profundamente arraigada en el mundo de la inteligencia, habiendo reclutado a numerosos exagentes del servicio de inteligencia británico MI5, la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad (servicio de inteligencia estadounidense), creando así un equipo con habilidades únicas en el sector de la ciberseguridad. Darktrace fue vendida en 2024 al fondo estadounidense Thoma Bravo por más de 5.000 millones de dólares (4.660 millones de euros).

Lynch fue también asesor tecnológico de los gobiernos del Reino Unido durante los mandatos de David Cameron y Theresa May, ofreciendo apoyo en temas relacionados con la ciberseguridad y la innovación digital. Por todo ello, tras el naufragio, se reforzó la vigilancia submarina en torno al pecio precisamente para evitar que sus secretos cayeran en malas manos. The Guardian confirmó que el Departamento de Estado estadounidense y las autoridades británicas siguieron de cerca el desarrollo de la operación de salvamento debido al contenido potencialmente estratégico almacenado en el interior del barco.

Final de película

La vida de Lynch era un thriller. Así que cabe imaginar que aún se hablará largo tiempo del Bayesian, porque el caso contiene capas de intriga sobre el magnate británico: fue absuelto en 2024 de un fraude de 9.500 millones (8.487 millones de euros) tras vender su empresa Autonomy a HP, pero su socio Stephen Chamberlain murió atropellado un par de días antes del naufragio. La conclusión sobre Lynch es prácticamente unánime. Era un hombre de película: genio, espías y un final en el mar. Aunque muchos también se preguntan: ¿Cómo es posible que un personaje de su calibre viajara sin guardaespaldas, al menos oficialmente, en su lujoso velero, dejando tras de sí un reguero de misterio y tragedia en las profundidades de la costa de Sicilia?

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