Argüello se perfila como presidente de los obispos tras ganar la votación de sondeo

Los datos que se filtraban a última hora de la tarde prefiguran una cómoda y amplia victoria del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, que habría obtenido 32 votos, seguido del arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, con 13, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, con 10. Los últimos dos puestos entre los cinco más votados serían para José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada y Mario Iceta, arzobispo de Burgos, ambos con cuatro votos.

Aunque la votación es meramente consultiva y no tiene un carácter vinculante, lo cierto es que Argüello se ha quedado sólo a ocho votos de la mayoría absoluta requerida (40 apoyos si finalmente los electores son los 78 previstos), que podrían llegar desde los 10 que ha obtenido Sanz Montes. Incluso podría ser más, si se tiene en cuenta que en la elección de los representantes para el Sínodo, Argüello cosechó ya unos sesenta apoyos.

Argüello sería así presidente en la última oportunidad antes de tener que presentar su renuncia por motivos de edad. Con 70 años, pero nacido el 16 de mayo, acabará su previsible mandato al frente de los obispos españoles con 74 años. En las últimas semanas nadie se atrevía a apearle de su posición de favorito por más que quien ha sido su máximo contrincante, el arzobispo de Madrid, José Cobo, ya dijera en público lo que hasta hace unos días repetía en privado: que el perfil de su candidato ideal no coincidía con el de Argüello, pues quería un prelado joven, no necesariamente arzobispo y que aportara una nueva visión al gobierno de la Casa de Iglesia.

Así Cobo, señalado como «hombre del Papa en España», descartaba a Argüello, aunque no apuntaba con claridad un nombre que le disputara la carrera a la presidencia. Sin embargo, a pesar del desplante de su homólogo madrileño, Argüello ha aglutinado las simpatías del sector moderado y del conservador, que le darían una mayoría holgada. Por ello, en las últimas horas, en lo que parecía un intento desesperado del sector más progresista para eliminarle de la carrera, hay quien se ha atrevido a plantear que el respaldo a Argüello es una forma de oposición al Papa.

Olvidaban, intencionadamente, que fue Francisco quien lo nombró, en 2016, como obispo auxiliar y más tarde, tras su trayectoria como secretario general, le hizo arzobispo de Valladolid en 2022. Además, sobre la figura de Argüello no pesa ni la mínima sombra de falta de apoyo al Pontífice. Como prueba, el que fuera elegido por los obispos, con una amplia mayoría, para representarles en el reciente Sínodo de la Sinodalidad.

El escaso apoyo que ha recibido el cardenal Cobo también parece descartar que a última hora cambie sus intenciones y reactive su carrera hacia la presidencia, con el consabido argumento de «si me lo piden mis hermanos obispos…». Consciente de que no contaba con el respaldo suficiente, y para evitar una casi segura derrota, Cobo ya había comunicado a su entorno su intención de centrarse en la diócesis de Madrid, en la que apenas lleva ocho meses, y esperar cuatro años para ocupar la presidencia de la Conferencia Episcopal. Sin embargo, la imposibilidad del sector progresista para encontrar un candidato a la altura de Argüello había hecho reverdecer sus posibilidades.