Acoso sexual en el mundo sanitario: picos, manoseos no consentidos y guardias con porno

Un estudio, publicado en la revista 'Lancet', recoge más de 300 testimonios de denuncia de trabajadoras en el ámbito de la salud en España

El 53% refiere comentarios inapropiados y humillantes y el 45% abusos físicos como tocamientos y besos no consentidos. El 6,4%, insinuaciones sexuales y petición de favores sexuales

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Un hospital español EFE

Ana, nombre ficticio, no tiene solo un recuerdo de una situación profesional en la que se haya sentido incómoda o asustada por un comportamiento inapropiado cuando trabajaba. Son muchos. Como otras mujeres que trabajan en el mundo sanitario ha vivido episodios desagradables que preferiría olvidar. ... La que más le sorprendió fue la de un directivo de una organización internacional dedicada a la salud cuando se le lanzó y le dio un pico no consentido al despedirse, al estilo Rubiales. En otra ocasión, un hombre de la institución para la que trabajaba la encerró en el sótano y le dijo: «Ahora tenemos un ratito para pasarlo bien tú y yo». Cuando lo denunció a sus superiores, intentaron restarle importancia. Le dijeron «es que él es así, en realidad no te va a hacer nada».

El de Ana solo es uno de los 345 testimonios anónimos que recoge la asociación Mujeres por la Salud Global (WGH, en su acrónimo en inglés), un organismo vinculado a la Organización Mundial de la Salud y en el que participan médicas y académicas.

Todo empezó con el polémico beso de Rubiales a Jenni Hermoso tras la final del Mundial de fútbol femenino. «Estaba en Londres viendo cómo cada día la portada de la BBC le dedicaba atención a aquel desagradable episodio y cómo crecía la indignación en el Reino Unido. Lo hablé con un grupo de investigadoras que trabajamos en la universidad y en el ámbito sanitario y pensamos que era nuestra oportunidad», cuenta a ABC Helena Legido-Quigley, catedrática en el Imperial College de Londres.

Esta profesora, junto a Montserrat Gea-Sánchez de la Universidad de Lleida, y otras colegas de la Fundación de la Universidad Pablo de Olavide y del IsGlobal diseñaron un formulario anónimo y la respuesta fue «impresionante». «No paraban de enviarnos testimonios y nos decían que era la primera vez que los compartían. Creían que era el momento y la oportunidad para que las cosas empezaran a cambiar», explica.

Vergüenza, ansiedad, trauma...

Entre los centenares de testimonios recogidos, el 73,6% de las encuestadas reportaban haber sufrido acoso sexual y el 28,7% algún tipo de abuso. Solo el 6,7% decidió comunicárselo a sus superiores y «fueron testigos de la impunidad con la que se desoyó su reclamación», se cuenta en el estudio. Las consecuencias de tales abusos van más allá del daño inmediato: el 34,5% de las víctimas informan de efectos psicológicos duraderos, incluidos disgusto, miedo, ira, vergüenza, ansiedad, depresión, trauma y diversos problemas de salud mental, argumentan las autoras.

Los testimonios, que ven la luz ahora en la revista médica 'The Lancet', reflejan abusos en hospitales, centros de salud, universidades y otras instituciones sanitarias. Y muestran cómo durante años este tipo de situaciones con las mujeres trabajadoras se han normalizado y han permanecido ocultas.

Como el de los «hombres que se creían con derecho a decir o hacer cualquier cosa porque se les iba a reír la gracia». O el enfermero de guardia que «no deja salir» a su colega de una habitación y hace «preguntas personales a un palmo de su boca». O el médico que comparte la guardia en un centro de salud con la enfermera viendo una película porno. O el que abraza y besa el cuello de una enfermera y después asegura que se ha «equivocado de persona».... En total 345 relatos que ponen en evidencia cómo el abuso verbal y el acoso físico se ha ido normalizando y casi siempre afecta particularmente a mujeres más vulnerables y con situaciones precarias.

Los abusos físico más habituales fueron : tocamientos, manoseos, besos y abrazos inoportunos, pero también comentarios inapropiados, ofensivos y humillantes.

Una situación parecida en el Reino Unido

Ahora el siguiente paso es hacer un estudio más cualitativo y averiguar por qué no se denuncia, o cuando se denuncia por qué queda impune, detalla Legido-Quigley. La bola de nieve que se inició en agosto tras el mundial no ha dejado de crecer. Aunque la investigadora insiste en que no es un hecho aislado en España y recuerda que en el Reino Unido la situación es muy parecida.

En el estudio de 'The Lancet', las investigadoras proponen también soluciones con: campañas de sensibilización, una estrategia de tolerancia cero en los centros de trabajo, desarrollar definiciones claras de acoso sexual y abuso de poder o implementar políticas integrales de prevención más allá de los protocolos de Igualdad.

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