Siete de cada diez españoles rechazan un confinamiento total como el de marzo

A falta de una vacuna y con los hospitales cada vez más tensionados, ¿debería España volver a un confinamiento general como el pasado mes de marzo?. Esta es una de las preguntas que ha lanzado el barómetro sociosanitario elaborado por GAD3 para ABC . La respuesta es que siete de cada diez españoles lo rechazarían frente a un 26,7 por ciento que estarían dispuestos a encerrarse de nuevo en sus hogares para frenar la epidemia. Casi en la misma proporción -un 64 por ciento de los entrevistados- prefiere los confinamientos selectivos de las zonas más castigadas al cierre total de un territorio, como se ha hecho con la ciudad de Madrid.

Los ciudadanos tampoco se creen el cálculo del Ministerio de Sanidad sobre los fallecidos por covid-19. El 71,3 por ciento de los entrevistados están convencidos de que la cifra real de víctimas mortales es superior a los datos oficiales . Solo un 16,8 por ciento confía en las cifras del Gobierno: 32.086 reconocidos frente al exceso de mortalidad detectado por el Instituto Nacional de Estadística.

La encuesta se elaboró entre el 28 de septiembre y el 1 de octubre en plena segunda oleada y cuando el Ministerio de Sanidad ya había anunciado públicamente su intención de confinar la capital de España ante la escalada de casos.

El sondeo también preguntó por los factores que han convertido a España en el epicentro de la pandemia en Europa. Y lanzó varias posibilidades: ¿Por enfrentamientos políticos entre administraciones? ¿falta de responsabilidad ciudadana? ¿de recursos y personal sanitario? ¿por imprevisión del Gobierno o de las comunidades autónomas? La mayoría de los españoles está convencido de que todos esos ingredientes formaron parte de un cóctel explosivo que ha terminado por estallar en España. Todos esos factores contribuyeron a generar la tormenta perfecta que se cierne ahora en el país, aunque el dedo acusador señala más a los políticos. El 85,4 por ciento considera que los enfrentamientos entre administraciones han impedido «mucho» o «bastante» a frenar la escalada de contagios. Y en el reparto de culpas, se acusa más a la falta de previsión del Gobierno central (38,5 por ciento) que a la de las autonomías (28 por ciento).

Más de la mitad de los entrevistados piensan que la pelea política está contaminando la lucha contra el coronavirus. Pero en una proporción similar reconocen que hubo una relajación de las medidas de protección durante el verano . Un 51,7 por ciento de los entrevistados hace autocrítica y piensa que en el repunte de la curva de contagios pesó la irresponsabilidad ciudadana.

Los españoles salieron aún con miedo del confinamiento, tras el fin del estado de alarma. Pero durante el verano las medidas de distanciamiento social y el uso de mascarilla se relajaron. Quizá no ayudó el mensaje tan optimista con el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebró el fin del estado de alarma. El pasado mes de julio y sin ningún tipo de cautelas alentó a los ciudadanos a «no tener miedo y salir a la calle para reactivar la economía». Cuando lanzó este mensaje el presidente, los primeros rebrotes empezaban a salpicar la geografía del país.

Este viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmaba que la situación España era un misterio. No comprendían cómo con un sistema sanitario tan potente como el español, el país había sido tan castigado durante la primera oleada y tampoco entendían que volviera a tener los peores resultados en la segunda oleada. A la perplejidad, sumaron un a explicación poco científica tras una reunión celebrada en Bruselas. « Es una cuestión de mala suerte porque el Gobierno ha hecho un trabajo impresionante», explicaron. María Neira, directora de Salud Pública de la OMS, también cree que España podría ser como el canario en la mina, la «advertencia de lo que se avecina en otros países en poco tiempo».

Los ciudadanos consultados creen que en lugar de mala suerte, ha contribuido la falta de recursos y profesionales sanitarios. El 84,4 por ciento cree que l a debilidad del sistema sanitario ha favorecido mucho o bastante en la situación que presenta España respecto a Europa.

Faltan enfermeros y médicos de muchas especialidades, pero sobre todo facultativos generalistas. La nueva oleada del coronavirus ha dejado al descubierto un agujero negro en la atención primaria, la primera barrera de contención de la infección. A ellos se les ha confiado el rastreo, seguimiento de enfermos y realización de pruebas de diagnóstico PCR, sin olvidar el cuidado habitual de pacientes no covid y la tramitación de bajas laborables. Lo hacen, como en otros países de la UE, pero sin sus medios . La Sociedad Española de Medicina de Familia estima que se necesitarían entre 5.000 y 9.000 profesionales para alcanzar la media de la Unión Europea. Y lo mismo ocurre con la enfermería que ha impedido durante el verano abrir todos los puestos UCI de los hospitales por la falta de enfermería entrenada para vigilar a los pacientes críticos.