España llega tarde a la compra de vacunas de la viruela del mono

Reino Unido empezó ayer a utilizarla con los contactos más estrechos de las personas infectadas. Dinamarca, Francia y Alemania anunciaron la misma estrategia y la compra de miles de dosis al único fabricante europeo.

España aún no ha dado ese paso y aún explora «alternativas terapéuticas porque los casos que se están identificando son leves y el control y seguimiento está funcionando muy bien», recuerdan fuentes del Ministerio de Sanidad. No es lo que opina la Comunidad de Madrid, la región que concentra el grueso de infectados. Ayer, durante la reunión de técnicos de Salud Pública , en la que participan todas las comunidades autónomas, volvió a reclamarle al Ministerio de Sanidad la adquisición de vacunas de última generación contra la viruela humana para seguir los pasos de otros países europeos. El fármaco debe adquirise a través de la Agencia Española del Medicamento, dependiente del Ministerio.

Previsiblemente, la demanda se volverá a oír hoy durante la reunión del Consejo Interterritorial de Salud en la que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, se encuentra con los consejeros de Salud.

El Gobierno solo descartó ayer una vacunación masiva de los menores de 42 años que nunca fueron inmunizados de la viruela porque cuando nacieron la enfermedad ya estaba erradicada. Lo dijo la ministra portavoz Isabel Rodríguez, tras la reunión del Consejo de Ministros. Aún no se ha pronunciado sobre la compra de viales para los contactos de riesgo. Quizá lo haga la ministra Carolina Darias en su reunión con los consejeros de Sanidad.

La opinión de los técnicos parece favorable. El presidente de la Asociación Española de Vacunología , Amós García Rojas, cree que estaría justificado que España adquiriera el fármaco ante la subida de casos y solo para una población limitada. «Habría que tener un porcentaje de vacunas para inmunizar a perfiles de muy alto riesgo que hayan sido contactos de casos confirmados», explicó a ABC.

El Centro Europeo para el Control de Enfermedades también ha recomendado que, si hay disponibilidad de vacunas de viruela, se ofrezca la vacunación a los contactos estrechos de alto riesgo.

España alberga desde hace décadas una reserva estratégica de medicamentos en la que se incluyen dos millones de dosis de la vacuna de la viruela humana.

La viruela humana se erradicó en el mundo en 1980, pero la mayoría de países almacenaron dosis por temor a que algún día la viruela pudiera utilizarse como arma biológica. Esta vacuna no es la que se quiere utilizar para frenar los brotes actuales. Los viales que se almacenan pertenecen a un fármaco antiguo, una vacuna que provoca una fuerte reacción. Existen nuevas, de segunda y tercera generación, basadas en un virus atenuado de la viruela, el virus vaccinia.

La más buscada es Imvanex, una vacuna de tercera generación, que se inyecta de forma subcutánea como la mayoría de las vacunas y no dejaría la cicatriz clásica. En las anteriores versiones son administradas mediante la técnica de punción múltiple, igual que la primera versión. Esta fórmula de administración deja una cicatriz visible en el brazo porque se inocula con una aguja bifurcada que pica la piel unas quince veces en pocos segundos. Los pinchazos causan una pequeña lesión que, al cicatrizar, deja una marca como la que comparten todos los mayores de 42 años en España.

La vacuna de la viruela danesa no deja cicatriz y además es capaz de provocar una potente respuesta inmunitaria frente a la viruela humana y a la viruela del simio.

La farmacéutica Bavarian Nordic es la propietaria de esta vacuna que ahora es la más deseada. Reino Unido ya la utilizó en 2018 cuando se detectaron algunos casos en el país. Y vuelve a utilizarla para frenar el brote actual. Alemania también ha encargado 40.000 dosis a la misma compañía para contener este episodio, a pesar de que solo han documentado cinco casos en su territorio.

España llega tarde si otros países empiezan a adquirir más dosis. El laboratorio danés ya ha advertido que cuenta con 'stock', «aunque no es ilimitado», aseguró un portavoz de la compañía a este periódico.

La estrategia que quiere poner en marcha la Comunidad de Madrid para cortar las cadenas de transmisión se denomina vacunación «en anillo». Consiste en inmunizar a los contactos estrechos dentro de los cuatro días posteriores al primer contacto con una persona que ya haya confirmado la infección. Se utilizaría en la fase en la que aún no ha notado síntomas el paciente.

También se ofertaría a los contactos si son enfermos vulnerables en un máximo de catorce días para minimizar la gravedad de la enfermedad, aunque probablemente no evitaría el contagio. Asímismo se consideraría para el personal sanitario que haya tenido contacto directo con un afectado y no estuviera protegido con guantes y mascarilla.