El árbol representa la vida, es el emblema de la Navidad en el hogar y colocarlo siguiendo las pautas del Feng Shui, técnica oriental sobre el flujo de las energías, supone llenar de armonía las estancias y envolverse en esta estampa navideña de paz.
Hay que destacar que la mayoría de las familias optan por colocarlo en el puente de la Constitución que es cuando más tiempo se tiene, no obstante, hay que tener claras algunas fechas para acertar de lleno y atraer además la buena suerte.
La tradición católica señala el 8 de diciembre como el día para poner el árbol de Navidad, ya que el Papa Pío IX en el año 1954, declaró esta fecha como la conmemoración del nacimiento de la Virgen María, quien estuvo libre de pecado y culpa desde su concepción hasta su muerte. De este modo, pasó a ser el día en que debe colocarse el árbol de Navidad, como un reencuentro con esa paz y donde los adornos y las bolas simbolizan los dones de Dios y la estrella la luz que guía al hombre.
El Feng Shui determina no solo cuándo ponerlo, sino también cuándo quitarlo como símbolo de limpieza frente al año nuevo que está por venir, por lo que sería colocarlo en la primera semana de adviento (cuatro semanas antes del 24 de diciembre) y guardarlo justo el día después de la última festividad navideña como cierre a esta etapa.
En este sentido, después del día de Reyes, el 7 de enero, ya podemos ir quitando todas las decoraciones y el árbol, pues se pretende eliminar todo lo que no nos sirve para este año nuevo, haciendo hueco en el hogar para la prosperidad y la abundancia.
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