Suscríbete a
ABC Premium

Feria de abril de sevilla 2023

Crónica del miércoles de Feria: «No se vayan todavía, aún hay más»

Esta Feria de vuelta y vuelta sobre la sartén del lorenzo en su máxima estadística, torea hasta el humo negro de un incendio en la carretera de la esclusa

Las 'grandes' de la Feria de Abril de Sevilla

Una niña herida y dos caballos muertos en el incendio de unas cuadras en la Feria de Abril de Sevilla 2023

Guía de la Feria de Sevilla 2025: fechas, casetas, plano, toros y todo lo que tienes que saber

Hace falta valor. La feria traspasa el ecuador con el clima del trópico Vanessa Gómez
Juan J. Borrero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A falta de currito para darle al botoncito del proscrito aire acondicionado y sin necesidad de que Leopoldo eche el toldo, porque los de las casetas tienen menos superficie aprovechable que la media de jamón, esta es la Feria del lorenzo. «Ojú que barbaridad», era el comentario cuando el personal entraba en fase de deshidratación cual acuífero marismeño. Qué manera de sudar. A esas criaturitas que cruzaron a pie el puente de las Delicias para ir a almorzar al real, que pasaron por la churrería y el puesto de chicharrones, se le cayeron dos lágrimas cuando en el del turrón vieron el spa de los cocos, con su chorrito permanente... «Quién fuera coco». Esos son los únicos que van a aguantar hasta el sábado.

No extraña que la feria de tarde noche le esté ganando la partida a la de mediodía. El martes había casetas atestadas a las seis de la mañana y ayer la gente parecía reservarse para otra madrugada. El Paseo de caballos estaba estático con los enganches en ambas aceras buscando sombras. Todo se derretía y para dar mayor sensación infernal una columna de humo negro emergió en la carretera de la esclusa pasadas las siete de la tarde para alertar a las casetas del entorno de la contraportada: Unas cuba de palets ardía en instalaciones portuarias.

Todavía no habían llegado, hirviendo, los taurinos a contar en las casetas lo de Morante, cuando los abanicos cedieron el testigo a las muletas del sueño hecho realidad. Sus lágrimas corroboraban el histórico momento. Todo fue ayer fuego.

¡Agua!

Las comandas de las trastiendas no se abrieron al modo habitual, primero agua y después otro poquito de agua. Hasta que el cuerpo entrara en frescor para seguir sufriendo. Cuánto se sufre en la Feria, qué bendita forma de sufrir. Sevilla se doraba vuelta a vuelta rebozada en albero para quedarse como un pollo cuando caía otro récord oficial, el del día más caluroso, con 35,8 grados, que ostentaba la del 97. «Esta va ser la feria de los 'recorguines'», comentaban en la caseta municipal al hilo de las estadísticas del delegado Cabrera: un 40 por ciento más de viajeros en metro, un 16 por ciento en Tussam, y un 47 por ciento más de consumo en las caseta con respecto a 2022. Hoy hay expectación por las de las lipotimias.

En materia de sufrimiento ayer costó decidir el terno. «A la Feria se va con corbata». Fue día de bronca y pañuelo verde para los que, conscientes de que lo del traje de 'entretiempo' es una entelequia, optaron por colocarse la guayabera y el panamá. Ojo al dato, que como las ferias que vengan sean calentitas, el real del mañana va a parecer la pasarela de moda masculina de los romeros de Triana o la Macarena por la cuesta del Caracol. Este es un efecto colateral del cambio climático que no habíamos tenido en cuenta. Siempre queda la excusa de que la 'cubana', tan de ferias de antaño, es un homenaje a la Hispanidad y al Pali, pero no cuela. En las casas se vivieron momentos críticos: «Manolo, yo así no voy contigo a la Feria, que pareces un turista».

El abrevadero fue ayer de los lugares más concurridos de la Feria E.P. /Eduardo Briones

El miércoles, es el día de los que no tienen más remedio, pero, aun siendo fiesta local, también es el día de los turistas. Hay varios tipos. Está el autóctono de un día, imposible profeta de su tierra, que viene a la Feria como a la verbena del barrio. También está el extranjero que, en grupo o en solitario, vagan por el albero como extraterrestres caídos del cielo, perplejos y ávidos por descifrar los enigmas de la extraña galaxia. Ayer había uno grabando el paseo de caballos y dando voces enfervorecido a la cámara, con su camiseta y sus calzones negras y su perro, como si fuera a sacar al chucho al parque. Los japoneses, más metódicos, consultan el mapa del real como si fuera el de Isla Mágica. 'Hay gente pa tó', que diría Rafael el Gallo en su cátedra de Filosofía.

Y luego están los turistas patrios, que se dividen en dos tipos, los visitantes, como el que ayer preguntó a un policía local en la calle Calatrava que dónde podía aparcar para ir a la Feria, insistiéndole en que en su navegador el real estaba a dos calles, y el turista que no quiere parecerlo, porque un día vino a Sevilla y se prometió ser un sevillano más a tiempo parcial. Los vimos en los hoteles guardando capirotes entre el equipaje la pasada Semana Santa y hoy son los que te invitan a «su caseta», esa que llevas más de veinte años esperando que te conceda el Ayuntamiento. Ese turista que tiene abono en la Maestranza y hasta peluquero de guardia en Sevilla. Y luego están los mexicanos, de potente cartera, que atraídos por la fiesta del toro, anclan aquí su devoción por la forma en la que vive la ciudad la fiesta. Tanto, que hasta los mariachis se dejaron ver por el real custodiando el guitarrón con sus trajes de terciopelo y esos sombreros que garantizan un perfecto perímetro de sombra. Todo esto debe ser lo que los modernos llaman la transversalidad de la Feria de Sevilla.

Ojo, con eso de llenar los restaurantes de entorno, que como se nos agosten los abriles terminamos haciendo la feria a la malagueña

El paso del ecuador de este modelo de feria suena ya a despedida, se acaban las recepciones y los concursos municipales como el de caballistas, celebrado ayer, son como el camión del 'Zotal' de Lipasam al que más de uno se acercaba con interés de aprovechar el aspersor.

Lo que no se puede aguantar y debería ponerse pie en pared de aglomerado es que la portada de la Feria se haya convertido entre la una y las dos de la tarde en un mitinódromo, con esto de la feria electoral por allí ha pasado todo quisqui. Ayer que si la ministra portavoz en un posado –mucho mejor el del Garbiñe Muguruza—, otro dando la tabarra con Doñana y hasta una plataforma antiokupas ocupando el símbolo de Feria pidiendo firmas. No hay nada más desagradable y cateto que una declaración política en la Feria, venga de donde venga.

¿Una cervecita?

Aquí se viene a disfrutar. Esta va a ser una buena feria para la Cruzcampo, como lo está siendo para los restaurantes del perímetro andariego del real que abarca los barrios del Porvenir, Triana y hasta el Arenal. Desde la noche del pescaíto han puesto más veces el no hay reservas (que billetes sí hay, aunque tanto se hable de la crisis) que las taquillas de la Maestranza. Sea por la inflación, la reduflación o la helioflación, se ha puesto de moda eso de comer fuera y llegar a la feria a eso de las seis de la tarde si no vas a a los toros. Ojo que como se nos agosten los abriles terminamos celebrando la feria del centro y la de noche al malagueño modo. El debate quema. Ya mismo aparece la Plataforma «Salvemos la Feria» ahora que casi todos -el alcalde se sumaba ayer-, admiten que hay que ampliarla para, al menos, dar cabida a unas doscientas casetas.

Exhausto el día, en la portada parecía estar esperando a los que entraban animosos y salían derrotados aquel Super Ratón de la tele que decía aquello de: «No se vayan todavía, aún hay más». El lorenzo va a poner hoy a prueba la resistencia, la del cielo incandescente y la de los sevillanos, porque a estas alturas y harturas, a la Feria la cogieron ayer de un brazo Chipiona y del otro Matalascañas, para cantarle al oído eso de «Vente, vente, vente conmigo». Tú decides hoy el repertorio: el «Vámonos pa la Feria, cariño mío», o el que ayer entonaba el de la guayabera cuando en el cenit de su alegría se despedía por rumbas buscando el puente: «Yo me voy para la Habana y no vuelvo más». Si se quedan no olviden hidratarse, vitaminarse y mineralizarse.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación