HISTORIA DE LA FERIA

Una Feria de Exposición, que iba a empezar tres días después de Semana Santa

En 1930 el real fue trasladado desde su habitual emplazamiento en el Prado de San Sebastián hasta el recinto de la Exposición Iberoamericana

Una Feria de Exposición, que iba a empezar tres días después de Semana Santa ABC

JOSÉ MARÍA AGUILAR

En 1930, la Semana Santa cayó en los mismos días que en este 2014 que avanza ya por su quinto y florido mes. Pues bien, el Ayuntamiento de Sevilla de aquella época, en plena celebración de la Exposición Iberoamericana con la ciudad pletórica de visitantes ... de todas las partes del mundo, no se planteó pamplinas con forzados y absurdos retrasos como ahora entre las dos fiestas mayores y dispuso que la Feria comenzara el 23 de abril, miércoles de la Octava de Resurrección, o lo que es lo mismo tres días después de finalizada la Semana Santa , que en aquel tiempo cerraba sus desfiles procesionales en la noche del Viernes Santo. La clausura de los farolillos se había fijado para el domingo día 27.

Todo se había preparado para que la Feria empezara en la fecha indicada y en la gran avenida del Sector Sur de la Exposición se trabajaba sin descanso… porque aquel año el real con todas sus casetas fue trasladado desde su habitual emplazamiento en el Prado de San Sebastián hasta el recinto de la Muestra Iberoamericana. Pero aquel abril, que había respetado por entero a la Semana Santa, se metió en aguas mil. Tal vez porque en la caseta de Er 77, la del Marqués de las Cabriolas y el Conde de las Natillas, inefables y sandungueros titulares de un manicomio único e irrepetible donde triunfaba siempre la gracia y el buen humor, se despachaba en su mostrador la manzanilla Noé…

—Niño, trae el cañero que vamos a convidar aquí al señor con manzanilla…

Y el iluso del convidado, luego de dibujar en su rostro el más inverosímil mohín tras libar el líquido vertido en la caña y evitando ser descortés después del gesto de hospitalidad recibido, se atrevía a exclamar…

—Usted, ¡esto no es manzanilla…!

—Claro, manzanilla No-é…

La misma mañana del día previsto para la inauguración de la Feria, y en vista de que San Pedro no quería colaborar cerrando la llave del grifo celeste, la Comisión Municipal Permanente, y a propuesta del delegado de Festejos, Miguel Bermudo Barrera , aprobó el aplazamiento de la Feria, cuyo exorno se había visto perjudicado gravemente a causa del inclemente temporal desatado sobre Sevilla. Y sin José Antonio Maldonado alguno a quien consultar, ni página web meteorológica que revisar, se retrasó el inicio de esta fiesta primaveral y se fijó su celebración entre el sábado 26 y el miércoles 30 de abril , en los que no obstante la malaje lluvia consiguió deslucir el festejo. En la Universidad se habían concedido vacaciones por la Feria, pero nada más tener el rector conocimiento del aplazamiento municipal declaró lectivos los días 23, 24 y 25. La decisión rectoral no debió de ser muy bien acogida entre la población universitaria…

La Familia Real, en los toros

Egregios huéspedes de Sevilla durante la Semana Santa, los Reyes de España, Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia , a quienes acompañaban sus hijos el Infante Don Jaime y las Infantas Doña Beatriz y Doña Cristina , permanecieron en la ciudad para vivir la singular Feria de 1930. La noticia del aplazamiento de la Feria sorprendió a los Reyes cuando se dirigían al recinto: el Rey acompañado por el duque de Miranda, en automóvil, y la Reina por las Infantas, las tres a caballo. Hubieron de volverse.

Por la tarde, la Familia Real asistió a los toros, ocupando el palco regio de la plaza. Pese a la amenaza de lluvia, que se convertiría en permeable realidad, la corrida no se pudo aplazar debido a la imposibilidad de hacer compatibles las fechas con los compromisos firmados por los diestros. En el cartel, Antonio Márquez, Marcial Lalanda y Manolo Bienvenida , con toros de Guadalest . Sólo tres astados fueron lidiados. Las carnes de los tres que quedaron en los chiqueros, una vez sacrificados, fueron repartidas en distintos establecimientos benéficos de Sevilla. La historia no se repite. La historia es siempre la misma, que diría el clásico.

La temporada taurina se había abierto, como es costumbre, el Domingo de Resurrección, tres días antes, con una corrida en la que Chicuelo, Cagancho y Andrés Mérida , que tomó la alternativa, tuvieron como enemigos reses de la ganadería de Natera . El triunfador fue el toricantano, quien al último de la tarde le cortó hasta el rabo.

Inspiración para El Pali

En la Feria de 1930, Paco Palacios «El Pali» , un sevillano que merece la Medalla de la Ciudad aunque sea a título póstumo, aún no había cumplido los dos años de edad. No obstante, las ferias de esa época, la de la Sevilla que añoraba pese a no haberla vivido plenamente consciente pero sí a través de las historias que le contaba su maíta Magdalena Ortega , pariente de los Gallo, le sirvieron de inspiración al Trovador nacido en el Arenal para sus hermosísimos cantes por sevillanas. De dónde, si no, aquéllas que le dedicó a la Reina Victoria Eugenia…

La Reina con su corte

vino a Sevilla

y repicó contenta

la Giraldilla.

De qué manera

el pueblo daba vivas,

de qué manera,

el pueblo daba vivas

a Victoria Eugenia.

Aquella Feria de 1930 fue inaugurada a medianoche del 25 de abril con la prueba del alumbrado, aunque se señalaba en ABC que «algunos feriantes precoces» la habían comenzado extraoficialmente y en alguna que otra se había bailado «al son del pianillo castizo» . Una Feria que, pese a la lluvia que mojó el real, presentó animado aspecto y gran concurrencia siempre que el Sol se pudo abrir entre las nubes. El paseo de caballos y enganches enjaezados a la andaluza se mostró como es costumbre, del mismo que la calle del Infierno se convirtió en el habitual paraíso para los niños y en el averno para las carteras de sus papás.

El Rey, no obstante los días feriados de que disfrutó, siguió con su agenda de trabajo. En el Real Alcázar concedió audiencias y despachó con el presidente del Consejo de Ministros, general Dámaso Berenguer , y distintos ministros desplazados hasta Sevilla, como el de Fomento o el de Economía. También en estos días visitó la finca San Cayetano , propiedad de José Huesca , presidente de la Cámara Agrícola, para conocer de cerca unas plantaciones de llamado por los ingleses algodón artificial. En su agenda oficial también figuraron la presidencia de la apertura del III Congreso de Geografía e Historia hispanoamericana, y la colocación de la última piedra del canal de riegos del valle inferior del Guadalquivir, ya en su última día de estancia en Sevilla, horas antes de su partida hacia Madrid junto a su familia.

Pero volvamos al ambiente ferial

Muy renombrada en la Feria era la caseta de Er 77 del Marqués de las Cabriolas, ya citado más arriba, que fue como Realito , cuyo cuadro flamenco se prodigaba en derramar arte, un personaje del futuro universo por sevillanas del Pali…

La Feria de Sevilla, María,

perdió su historia

al morirse el marqués, María,

de las Cabriolas…

Pues bien, una de las casetas que visitó la Reina Doña Victoria Eugenia en la Feria de 1930 fue precisamente la moyatosa de Er 77, donde se hablaba francés, inglés, italiano, esperanto y caló , y cuyas lonas estaban repletas de sanas y filosóficas aleluyas compuestas por los concurdáneos del marqués…

Bebe vino hasta «jartarte»

que hay litera «pa» acostarte.

Ole.

Fue en la caseta de Er 77, cuyo pianillo era trasladado desde la barriada de Nervión hasta la Feria en una gloriosa y no menos moyatosa procesión que podía durar dos días, la Reina le preguntó a Cabriolas…

—Marqués, ¿tu título es de Castilla?

—No, Majestad, mi título es de bola. De queso de bola…

Otro ole por Cabriolas.

La Reina y las Infantas pasearon a caballo por la Feria siempre el tiempo lo permitió y recibieron en todo momento el calor y el cariño de un pueblo sevillano que vio cómo el mejor de los días del festejo fue... el último, el miércoles 30 de abril , en un paréntesis del temporal que azotaba a España, borrasca que provocó por el norte inundaciones, crecidas de ríos y hasta un ahogado en Burgos. Fue también la última corrida de Feria, a la que no faltó la presencia regia, la mejor del ciclo taurino en una tarde con un cartel de cuatro diestros, Fortuna, Antonio Márquez, Manolo Bienvenida y Mariano Rodríguez , quienes lidiaron ocho toros de la ganadería de Carmen de Federico.

Acabó la singular Feria, una Feria de Exposición, y un mes y medio después fue clausurada la Muestra Iberoamericana. Sevilla hubo de volver a la cotidiana y dura realidad. Aún faltaban unos meses para que arrancara el 1.º de enero de 1931 un nuevo decenio, una década que sería trágica para toda España, y aquello no tuvo gracia alguna.

Una Feria de Exposición, que iba a empezar tres días después de Semana Santa

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