literatura
Gregorio Serrano: «En mi novela reivindico a personajes clave de Sevilla como Otto Engelhardt o el marqués de la Vega-Inclán»
El que fuera teniente de alcalde y director de Tráfico, debuta con su primera novela, 'Los crímenes del Alcázar' (Alfar), un thriller ambientado en la Sevilla del año 1918
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Iniciar sesiónGregorio Serrano (Sevilla, 1967) es bien conocido por su amplia trayectoria política, en la que destacó como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla durante el gobierno de Juan Ignacio Zoido, siendo posteriormente director de la Dirección General de Tráfico. Actualmente trabaja para la ... consultora EY, dirigiendo el área del Servicio de Movilidad a nivel de España. Pero más allá de su trayectoria profesional, también este amante de la historia tiene otra pasión: la literatura. Fruto de sus inquietudes, acaba de publicar su primera novela, 'Los crímenes del Alcázar. Sevilla 1918' (Alfar), un thriller en el que, a raíz de dos asesinatos, el lector podrá adentrarse en una historia detectivesca que le llevará a ser testigo de una ciudad que en aquella época estaba muy atrasada y que aún esperaba mejores tiempos con la Exposición Iberoamericana de 1929. El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha presentado la novela este lunes en el Salón de los Tapices del Real Alcázar, escenario en el que comienza precisamente la trama al descubrirse el cadáver de una joven periodista. El autor firmará ejemplares en la Feria del Libro de Sevilla en la caseta de Alfar (25 y 29 de octubre) y en la de Botica de Lectores (27 de octubre).
—¿Cómo nació la idea para hacer esta novela?
—Yo llevaba varios años con inquietudes literarias, pero nunca me había atrevido. Veía que para escribir una novela había que tener unas habilidades muy concretas. Por eso pensaba que no era capaz de presentar una trama que fuera atractiva y desarrollarla. Sin embargo, la pandemia me permitió aprovechar las tardes y me enfrenté a la primera pantalla en blanco del ordenador, que es la más difícil de toda. Para mí hacer una novela es como hacer un traje: primero haces el boceto, luego lo vas cosiendo y los vas definiendo e hilvanando. Poco a poco fui desarrollando ese boceto y me di cuenta de que ya iba por la página veinticinco. Hay dos formas de escribir: el que va improvisando y el que sigue un plan tipo brújula. En el móvil tenía abierto una nota y fui apuntando mil cosas. Es una novela donde se mezclan la ficción con la realidad histórica. Llegó un día en que me di cuenta de que me gustaba la trama y que tenía casi 500 páginas escritas.
—¿Por qué se ambienta la novela en el año 1918?
—Fue un año que me resulta muy curioso porque fue cuando se hizo la primera Cabalgata de los Reyes Magos de Sevilla, se inauguró también la Plaza Monumental de Sevilla, fue también la primera vez que se le hizo una foto de noche al Gran Poder. Igualmente ese año fue la coronación de la Virgen del Rocío en Sevilla. Resultó un año muy peculiar en el que pasaron muchas cosas importantes y donde la ciudad se iba transformando a un ritmo brutal de cara a la magna exposición que se estaba montando, que primero fue Hispanoamericana y, a partir del año 1922, se transformó en Iberoamericana, cuando ya entraron Brasil y Portugal.
—La obra tiene un claro trasfondo histórico, pero ante todo es una novela de misterio que pretende enganchar al lector.
—Claro, a mí no me preocupaba tanto el contexto histórico porque eso es cuestión de investigar y documentarte. Lo más curioso es que la novela está estructurada de una manera fácil de seguir, ya que comienza el 6 de enero de 1918 y termina el 31 de diciembre, por lo que se recorre todo un año de la ciudad de Sevilla. La novela empieza con la Cabalgata, sigue con el carnaval, explicándose cómo se celebraba en Sevilla. Luego continúa con la Cuaresma, la Semana Santa, la Feria, el Rocío, el Corpus, la Virgen de los Reyes, etc. También se cuenta qué hacía la gente en verano, en otoño y acaba el 31 de diciembre. Mi obsesión no era tanto la veracidad de los hechos históricos como crear una trama que le resultara interesante al lector y que le entretuviera. Que cuando acabe cada capítulo tenga ganas de leer el siguiente.
—La novela empieza con un primer asesinato.
—Efectivamente, la historia arranca con el hallazgo de un cadáver en el Salón de los Tapices del Alcázar. Se trata de una periodista del periódico El Liberal, que era el más leído en esa época y tenía sus oficinas en la calle García de Vinuesa. El Alcázar era entonces todavía una residencia real y en el Salón de Tapices aparece ese cadáver. Llaman a la Policía Gubernativa del Estado. La novela es un homenaje a la Policía de entonces. En la trama describo cómo era la Policía de aquella época y, sobre todo, los métodos de investigación innovadores que traía la nueva Policía Científica, que se había creado en Madrid en 1911. Sus métodos eran muy desconocidos y en la novela se destacan esos métodos novedosos de investigación. A la escena del crimen llegan unos agentes con sus escobillas para sacar las huellas, algo que era desconocido. La novela, de hecho, está dedicada a la Policía Nacional. Cuando acabé el libro en 2024 se estaba cumpliendo su 200 aniversario. Quise que la periodista asesinada fuera una chica para reivindicar ese papel minoritario de las mujeres en una profesión de hombres como era la prensa. Ella era sobrina de José Montes Sierra, líder de los republicanos de Sevilla. Se llama Amalia Montes y se había inspirado en Carmen de Burgos, que fue la primera mujer periodista que había estado incluso en zonas de guerra. Luego llega otro segundo asesinato más.
—¿Qué sucesos importantes ocurrieron en Sevilla en ese año 1918?
—Por una parte estaba la mal llamada Gripe Española. Yo explico en la novela cuál fue el origen de esa gripe que asoló miles de vidas ese año 18, incluida Sevilla. En esa época el lector descubrirá que se hizo lo mismo que en la pandemia, ya que se usaron mascarillas y se evitaron las aglomeraciones. Otro suceso importante fue la Primera Guerra Mundial, que no acabó hasta noviembre de aquel año. Desde enero a noviembre hubo una actividad muy importante de los servicios secretos de los contendientes en Sevilla porque aquí había una fábrica de artillería en la calle Eduardo Dato y una fábrica de pirotecnia ubicada en la actual facultad de Derecho, con lo cual se le vendía armamento a todos los contendientes. Esa trama de espías es muy importante, sobre todo por la presencia de los servicios secretos de la Armada alemana en nuestra ciudad. Un submarino alemán, de hecho, remontó el Guadalquivir y atracó en Sevilla en el año 1916. Todo eso se refleja en la novela.
—¿Qué papel desempeña Otto Engelhardt?
—En mi novela reivindico a Otto Engelhardt, que fue uno de los personajes clave de Sevilla junto al marqués de la Vega-Inclán. La bisnieta de Engelhardt ha tenido el detalle de venir a la presentación. Este fue un ingeniero alemán que mandó el Deutsche Bank como primer director cuando creó la Compañía Sevillana de Electricidad en 1894. Este se hizo cargo tanto de la dirección de Sevillana de Electricidad como de la compañía de tranvías eléctricos que después creó esta empresa. Hizo mucho bien recaudando fondos para los heridos de la Guerra de África. Sevilla fue como un hospital para atender a los heridos de esta contienda y a sus familiares. Otto Engelhardt colabora de una manera muy activa para descubrir quiénes son los asesinos que están detrás de estos crímenes. Luego fue nombrado cónsul alemán en Sevilla. Cuando se proclamó el régimen nazi, escribió el libro 'Adiós, Deutschland', donde renegaba de su condición de alemán, atacaba profundamente el fascismo o nazismo alemán, avergonzándose de que sus compatriotas hubieran elegido a Hitler en las elecciones de 1933. Renunció a su nacionalidad alemana. En 1936, cuando se produjo la sublevación de Queipo de Llano, el gobierno nazi hace saber a Queipo la existencia de Engelhardt. Este había creado una empresa de productos farmacéuticos. Lo sacaron del hospital, donde estaba ingresado con flebitis, lo llevaron a la muralla de la Macarena y lo fusilaron en septiembre de 1936.
—¿Por qué fue tan importante el marqués de la Vega-Inclán?
—Don Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer era el comisario de turismo regio en toda España y fue el responsable de poner en marcha la Casa del Greco en Toledo y casi todo el Museo Romántico de Madrid es suyo. En Sevilla hizo una labor espectacular. Fue el que le dijo al Rey Alfonso XIII que se necesitaba construir un hotel, el Alfonso XIII. Asimismo, reurbanizó todo el barrio de Santa Cruz e hizo unas mejoras brutales dentro del Real Alcázar porque fue su alcaide. Además, puso en marcha la ley que permitía a la Corona y al Gobierno español el derecho de tanteo y retracto para que no salieran obras del patrimonio español fuera de España. Los jardines más grandes del Alcázar llevan el nombre de la Vega-Inclán. Asimismo, fue el que convenció a Alfonso XIII para que cediera parte de los Jardines del Alcázar, que hoy son los Jardines de Murillo. La gente no tiene ni idea de quién es el marqués de la Vega-Inclán ni lo que hizo por Sevilla. Hace poco se le dedicó un busto en la calle Fabiola.
—Imagino que habrá sido un orgullo que el alcalde le presentara su libro, ¿no?
—Totalmente. Él no me puso ningún problema y decidió que se hiciera la presentación este lunes. Al final encima ha sido en el Salón de los Tapices, escenario donde arranca la trama. El motivo de que el alcalde me presente el libro es porque la gran protagonista de la novela es Sevilla, una ciudad que entonces estaba en plena transformación. Además, se enmarca dentro de los actos del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929.
—¿Va a hacer algún otro proyecto próximamente?
—Desde hace años doy conferencias sobre seguridad vial, cursos, etc. En julio de 2020 EY me contrató porque no tenían área de movilidad. A través de Alberto García Varela me contrataron y creé el EY Mobility Center. Además, he hecho una conferencia que se llama 'Sevilla 1900-1929. Una ciudad en transformación'. Primo de Rivera se dio cuenta de la importancia de la exposición y designó a José Cruz Conde como comisario, que fue el gran impulsor. También quiero hacer hincapié en el papel que desempeñó Alfonso XIII, ya que hizo como unas sesenta visitas a Sevilla cuando la ciudad estaba en obras preparándose para la Exposición Iberoamericana. Sevilla era a principios del siglo XX una de las ciudades con más mortalidad infantil y de más mortalidad en general de toda Europa. Las calles eran terrizas y no había aceras. Todo eso cambió a partir de esta gran transformación.
—Le voy a hacer por último la pregunta del millón: ¿va a hacer usted una segunda parte?
—La tengo ya pensada, pero quiero ver cómo va primero este libro. Tengo de hecho una nota abierta en el móvil donde estoy apuntando cosas. MI mujer, que es muy exigente y sincera, se leyó la novela en una semana. En función de cómo vaya esta novela, pensaré qué hacer en el futuro.
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