Susana Martín Gijón convierte a San Juan de la Cruz y Sor Ana de Jesús en detectives en 'La capitana', su nuevo libro
Tras el éxito de 'La Babilonia, 1580', la escritora reincide en la novela negra histórica y traslada su relato de la rica Sevilla a la oscura Granada de finales del siglo XVI
Susana Martín Gijón: «Retrato una Sevilla de sombras con personas de carne y hueso»
Granada
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Iniciar sesiónFray Juan de la Cruz (que después fue elevado a santo) y Sor Ana de Jesús forman un dúo detectivesco que se dedica a resolver unos terribles asesinatos acaecidos en la Granada del siglo XVI. Así de entrada, la cosa promete, y ... tal es la base argumental de 'La capitana', la novela que este jueves 2 de octubre publica la escritora Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981) a través de la editorial Alfaguara.
La historia se desarrolla en 1585, lo que quiere decir cinco años después de su exitosa 'La Babilonia, 1580', pero en lugar de en la esplendorosa Sevilla de entonces, «donde las mansiones palaciegas salían como setas», según describe, la trama se desarrolla en la capital granadina, que, aunque era una de las cortes del reino, vivía bastante más olvidada, era más pobre –aunque algunos vivían más que bien gracias al floreciente mercado de la seda- más oscura y estaba llena de iglesias, conventos y monasterios de impactantes fachadas pero interiores más que austeros.
La escritora se ha pasado dos años visitando la ciudad para documentarse a fondo, como siempre hace –«es uno de mis fuertes», admite sin ambages- y eso le ha permitido conocer los rincones y también los entresijos de un antiguo reino que por entonces había expulsado a los no conversos y combatía a un buen número de moriscos en la que se conoció como la Rebelión de las Alpujarras. No faltaban conspiraciones y por supuesto abundaban los delitos, un terreno que Martín Gijón, que además fue jurista antes que escritora, se mueve como pez en el agua.
Un buen anticipo para la lectura de un libro es visitar los escenarios en los que se desarrolla, y eso es exactamente lo que la autora hizo en la víspera del lanzamiento, empezando por el Carmen de los Mártires, donde San Juan de la Cruz, por entonces fraile, era el prior del convento del mismo nombre, y acabando en el Monasterio de los Jerónimos, donde está enterrado Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán. Su nieto, llamado como él, también es protagonista de esta novela histórica negra.
El fraile y la priora del convento de las Carmelitas Descalzas, la orden que fundó Santa Teresa de Jesús, establecen «una amistad espiritual muy íntima» y colaboran para esclarecer una serie de crímenes en una Granada que entonces ya contaba con la Chancillería, el imponente edificio que preside la Plaza Nueva y que ahora alberga la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Esa fue una de las paradas en las que comentó detalles de su novela, con cuidado para no desvelar más de la cuenta, pero con precisión para detallar que entonces había allí al lado dos cárceles, la baja y la alta, que ahora se han convertido en nombres de calles. De ahí bajaban los condenados a muerte por la calle Zacatín hasta la plaza Bib-Rambla, donde se congregaban «muchedumbres mayores que en las fiestas del Corpus» para ver las ejecuciones. Iba allí «lo más granado de la ciudad» y los protagonistas de 'La capitana' también acudieron, aunque no por morbo sino por otros motivos.
No obstante, el «epicentro» de la novela se sitúa en el Convento de las Descalzas, en la calle San Matías, a un paso de la calle Capitanía, frente a la Capitanía General y donde, en unas casas que fueron del Gran Capitán, se alojaron unas monjas a las que por entonces nadie quería tener como inquilinas. A su lado está la iglesia y el convento de San José, en el que aún viven monjas de clausura.
Tanto repetir la palabra Capitán tiene que repercutir forzosamente en el apodo de la priora Ana de Jesús, la que da nombre al libro, que reivindica de paso el papel de la mujer en un tiempo en el que, como cuenta la novelista, «estaban canceladas por un sistema que no las tenía en cuenta». Sor Ana es descrita como una mujer de las que no se arrugan, y de ahí también su alias. No lo hizo, desde luego, cuando un cadáver «horriblemente desfigurado» aparece en el claustro del convento, el pistoletazo de salida para una serie de acontecimientos que se desarrollan, trufados con precisos y útiles datos históricos, a lo largo de más de cuatrocientas páginas.
La Puerta de las Granadas, donde Juan de la Cruz se cruzaba con hidalgos venidos a menos a los que su linaje impedía trabajar pero no mendigar las cebollas que el fraile y prior cultivaba en su huerto; la cuadra dorada, estancia de la Casa de los Tiros, en el barrio del Realejo donde Juan Latino, otro personaje esencial del libro, acudía a debates literarios, o la Plaza Nueva, donde el pérfido Niño de Guevara –así lo pinta la autora, al menos- ejercía como presidente de una de las tres cortes de apelación que había por entonces en España, también aparecen en un volumen que la escritora espera que tenga «gran aceptación» porque, entiende, sus personajes principales «son gente con las que el público puede empatizar».
El recorrido lleva finalmente al impresionante Monasterio de San Jerónimo, y cabe pensar que el libro también tiene allí su desenlace, cerca de un precioso retablo barroco bajo el que descansan los restos del Gran Capitán. Todo ese entramado sirve de fondo para una novela de un género que, según su responsable, «lleva mucho tiempo gozando de un buen estado de salud, creo que precisamente por la denuncia social que ejerce en la mayoría de los casos, porque así entiendo yo al menos la novela negra».
«Hay crímenes, entretiene, nos lleva a querer resolverlos antes que los propios personajes y además nos ayuda a visibilizar las cosas que no nos gustan en el mundo que vivimos. Si además le sumamos el contexto histórico, refrescamos y aprendemos de nuestro pasado, y eso también suma», que no oculta que en 'La capitana' hay una deuda con 'El nombre de la rosa', de Umberto Eco, «por todo lo que implica ese mundo de clausura, de monasterio, pero con la diferencia de que aquí el epicentro está en un convento de mujeres, y creo que queda muchísimo por rescatar de esos lugares donde las mujeres podían tener más independencia, más autonomía y desde luego más posibilidades de cultivarse intelectualmente que en otros espacios que les estaban vedados, y ese es el caso de Sor Ana de Jesús».
Susana Martín Gijón es autora de la trilogía compuesta por 'Progenie', 'Especie' y 'Planeta', tres novelas negras protagonizadas por la inspectora Camino Vargas. También ha escrito 'Más que cuerpos', 'Desde la eternidad, 'Náufragos' o 'Vino y pólvora'. Especializada en novela negra, entre otros galardones, ha obtenido el Cordoblack, el Cubelle Noir, el premio del festival Granada Noir o el Avepluma de las letras. Sus novelas se han exportado a países iberoamericanos como Argentina, México o Colombia, han sido traducidas al italiano y Alfaguara negocia para que también sean lanzadas en el mercado francés.
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