entrevista
«Antonio Muñoz Molina me dijo con muchísima pena que tuvo que meter a sus hijos en colegios privados»
El catedrático de la Universidad de Sevilla Ramón Espejo publica el libro «El laberinto educativo y el aprendizaje fake», donde hace un análisis muy crítico de la educación en España
«Es un secreto a voces que esta generación de jóvenes es la peor preparada de la historia de España y que la siguiente lo será aún peor»
«El bilingüismo de los colegios e institutos públicos españoles es una gran falacia»

Ramón Espejo es catedrático de Filología en la Universidad de Sevilla y lleva desde 1997 como docente de literatura inglesa y norteamericana. Siempre le ha apasionado la educación y la investigación y acaba de publicar «El laberinto educativo y el aprendizaje fake» (Editorial Brief), donde ... hace un análisis muy crítico sobre el sistema educativo en España y desmonta algunos mitos como el de que la generación actual de jóvenes españoles es la mejor preparada de la historia.
-Dice el escritor Antonio Muñoz Molina en la contraportada de su libro que «los debates de educación en España han sido oscurecidos por las diatribas políticas o por la jerga intelectual de los presuntos especialistas inventores de términos sonoros y vacíos«. ¿Me podría decir alguno?
-Sí. Por ejemplo, inteligencias múltiples. Inteligencias múltiples significa que con que un chico sepa, da igual que el que el resto de la clase no sepa nada. Es decir, porque estamos en un mundo de inteligencias múltiples. ¿Para qué todo el mundo va a estudiar a Cervantes. Inclusión es un término que también suena muy bien. ¡Quien no va a querer estar incluido! Pero ese término que se utiliza justamente para mantener a todo el mundo estudiando lo mismo hasta los 16 años en el instituto, aunque eso cree unas disfunciones colosales en el sistema. Y que perjudica a los que están ahí sin querer y a los chicos que necesitan esos conocimientos porque luego van a bachillerato y luego van a la universidad.
-¿Ese dogma pedagógico supuestamente progresista ha perjudicado sobre todo a las clases más humildes?
-Absolutamente. La gente que se puede permitir tiene centros privados (que también los hay regulares o malos) lleva a sus hijos a ellos para que aprendan de verdad conocimientos. Si en tu centro público han decidido que lo importante es la felicidad y las emociones, pues no hay nada que hacer.
-De hecho, Muñoz Molina, que estudió en institutos públicos y se mostró muy orgulloso de ello, llevó a sus hijos a colegios privados.
-Sí. Y me lo dijo con muchísima pena. Pero cuando uno pone la balanza el futuro de sus hijos y la ideología, cualquier persona sensata pone por delante el futuro de sus hijos. Y si la manera de que sus hijos tengan un futuro es llevarlos a un centro privado, aparca su ideología.
-Altos cargos socialistas que promovieron o aprobaron la Logse también presumían de la enseñanza pública y llevaban a sus hijos a colegios concertados o privados.
-O a colegios públicos donde no estaba la LOGSE todavía. Curiosamente en el mapa de esta ley educativa siempre se encontraban enclaves donde no había llegado todavía y justamente ahí metían sus hijos.
-A pesar de todo esto, sigue habiendo unos grandes educadores públicos en España que son inasequibles al desaliento y no se rinden...
-Sí, sí, los hay. Lo que pasa es que tenemos que apoyarlos y darles voz. Y también el libro es un intento de darles voz. Porque el profesor más entregado y más vocacional, puede ser víctima del desaliento en un momento dado y tirar la toalla. No todos pueden se héroes. De la misma manera que existen esos profesores valerosos existen alumnos con curiosidad, que quieren realmente aprender. Eso no ha desaparecido. Pero todo eso hay que incentivarlo y lo que estamos haciendo es desincentivarlo.
-¿De qué porcentaje podemos estar hablando?
-Es difícil dar un porcentaje. Hay gente que de puertas hacia afuera puede tener un mensaje más o menos convencional y que te sorprende de puertas hacia adentro. La manera de saber eso es preguntarle a los estudiantes. Yo estoy esperando una encuesta en la que digan que opinan de su profesorado más innovador y de su profesorado más tradicional.
-Un capítulo de su libro se titula: «Sonrisas y tabletas»
-Sí se dice a los jóvenes que con sonreír y las tabletas ya se cumple. al final es una combinación de factores. Es decir, para un profesor en un momento dado, el tener a los chicos allí con los ordenadores entretenidos, también puede ser una forma de gestionar un ambiente de convivencia que a veces puede ser muy complicado. Tú sonríes y ellos están con sus tabletas. También esa comodidad forma parte un poco de lo que pasa, pero el sistema, lejos de desincentivar, no digo castigar, casi la incentiva. Algunos creen que si no utilizas la tecnología para todo, lo estás haciendo mal.
-Uno de sus entrevistados en el libro habla del periodismo como uno de los mayores responsables de la simplificación de la realidad.
-El mal periodismo, sí. Pero existe un buen periodismoque no simplifica la realidad y nos ofrece los matices, que es lo importante. Incluso los periodistas se dan cuenta de que no todo el periodismo hoy día es así, no hay quien basta con encender la televisión o ver la radio para ver que muchas veces el periodismo se limita a mantras, o blanco o negro. Es decir, no hay, no hay nada más, afortunadamente. Bueno. Es decir, quedan todavía muchos buenos periodistas que viven en ese mundo de matices que es donde yo creo que tendríamos que vivir todos.
-¿Los inspectores son el brazo armado del poder?
-Lo son. Los inspectores son el brazo armado de todo esto, ellos reciben consignas de los políticos. Hay un director de un instituto que me dijo que los inspectores no son políticos, pero están con un pie en la puerta. Más dentro de la política que de la educación. Hizo mucho daño la eliminación de las especialidades dentro de la Inspección y supervisan tanto a un profesor de educación física como a otro de matemáticas. Y entonces lo importante pasa a ser la metodología no, es decir, si realmente hay muchos aprobados o hay pocos.
-Usted es catedrático de universidad y dice que la universidad pública ya está empezando a copiar algunas cosas de la privada como el concepto de alumnos-clientes?
- Sí. Y a un cliente hay que tenerlo contento y esto es muy preocupante. Y normalmente se trata de contentar a esa minoría que se destaca porque son representantes de alumnos o están ya camino hacia la política. A eso son los que hay que tener contentos con clases vaciadas de contenido, con clases convertidas en puro entretenimiento, con aprobados masivos a todo el mundo, y nos olvidamos de los exámenes. Pero hay muchos más. ¿Y por qué no hablamos con ellos?
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