Los dos viajes de Miguel de Cervantes, recaudador de grano, por el Aljarafe sevillano
Un investigador ha docmentado el paso del autor del Quijote por Sanlúcar la Mayor, Huévar, Pilas, Castilleja del Campo y Salteras para obtener trigo y cebada para las galeras reales
Descubierta una nueva firma de Miguel de Cervantes en Sevilla
Sevilla
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Iniciar sesiónLa huella de Miguel de Cervantes en Sevilla está suficientemente acreditada no solo desde hace años por los especialistas, sino por el propio autor, que ambientó en la capital andaluza alguna de sus 'Novelas ejemplares', como 'Rinconete y Cortadillo'. El ... autor del Quijote llegó conocer la Cárcel Real de Sevilla, a pocos pasos de la Plaza de San Francisco, donde estuvo preso en 1597 por la acusación de haberse quedado con parte del dinero que recibió como recaudador de impuestos. A la ciudad que entonces era puerta de América había instalado nueve años antes, precisamente, como comisario real de abastos para recaudar grano para la flota española.
Su periplo como proveedor de trigo y cebada para la armada en aquellos años ha sido también objeto de estudio por parte de los especialistas, aunque recientemente un investigador vinculado a la Universidad de Sevilla ha obtenido nuevos datos en los archivos que permiten probar documentalmente el paso de Cervantes por cinco pueblos del Aljarafe sevillano: Sanlúcar la Mayor, Huévar, Pilas, Castilleja del Campo y Salteras.
Estas prueba documental la ha hallado en el fondo de protocolos notariales del Archivo de Sanlúcar la Mayor Bartolomé Miranda Díaz, doctor en Historia por la Hispalense y coordinador del programa CASA Sevilla, dependiente de las universidades norteamericanas de Cornell y Pennsylvania, quien ha sintetizado las conclusiones de sus investigación en un artículo publicado en una revista cervantista de la universidad californiana de Santa Bárbara.
A partir de ocho nuevos documentos, Miranda Díaz propone el itinerario que recorrió el autor del Quijote durante una encomienda que recibió en julio de 1593 del proveedor general de las Galeras, Miguel de Oviedo, para recaudar grano con el que fabricar la galleta con la que se alimentaban los marineros de las galeras reales. Esta comisión fue dada a conocer en 1958 por Luis Astrana Marín en su monumental biografía de Cervantes, pero es ahora cuando Miranda Díaz ha logrado afinar, junto a aportaciones anteriores de otros historiadores, el itinerario que recorrió el escritor para recaudar grano en las tierras del Aljarafe, Campo de Tejada y del Condado de Niebla, mediante el hallazgo de estos documentos en el archivo.
Dos recorridos
A partir de estos datos, este investigador considera que Cervantes hizo un primer recorrido por estos municipios sevillanos y onubenses durante mediados de julio y el 19 de agosto de 1593. En ese periplo, el escritor «se reúne con los concejos y negocia con ellos para llegar a un acuerdo para realizar sacas de trigo y cebada, que se asienta en las actas capitulares de cada municipio». En paralelo, las autoridades firmaban ante notario una obligación de pago en favor del escritor comprometiéndose al abono de unas determinadas fanegas de grano. Es a través de esos documentos donde el investigador ha logrado documentar la presencia del autor en esos municipios.
En el segundo viaje, Cervantes procedió a recaudar la pactado, que la nueva documentación refleja, además de ayudar a trazar el itinerario de su viaje, es que el resultado de la encomienda fue infinitamente menor del que le ordenaron recoger. Y es que de las 30.000 fanegas que le exigieron, el entonces recaudador solo pudo reunir, según están hasta ahora documentadas, 764.
Estos exiguos resultados muestran, según este investigador, «la precaria situación económica por la que atravesaban los concejos y los vecinos de estas tres comarcas», donde las hambrunas, la carestía y la sobreexplotación impositiva eran habituales. Buen ejemplo de ello es la carta de obligación emitida por el concejo de Sanlúcar, que entregó a Cervantes cincuenta fanegas de trigo «compelido y apremiado y con muchas protestaciones».
El trabajo de comisario real de abastos era, como señala Miranda Díaz, «duro» y «complejo», «mal visto para el común de las gentes» y que harían que años después, cuando recaudó tributos, diera con sus huesos en la cárcel. El oficio, sin embargo, mantiene este investigador debió ser «trascendental por la influencia que posteriormente tendría en su obra literaria», ya que le permitió ser testigo directo de la realidad de la España del Siglo de Oro.
El investigador cita al escritor Andrés Trapiello, para recordar que estos años sevillanos fueron para Cervantes «la escuela de su Quijote, de los pasajes de las novelas ejemplares, de los diálogos de sus entremeses», nacidos del contacto directo de sus paisaje y de las personas que se fue topando en estas tierras, que después transformaría en personajes de sus ficciones.
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