Una farmacéutica revela uno de los errores más comunes que cometen las personas cuando les duele la cabeza: «Al final el resultado es peor»

«Eres de los que se aguanta el dolor de cabeza a ver si se pasa solo, pues siento decirte que esto no te va a funcionar», comienza explicado en el vídeo. Según la experta, la costumbre de esperar a que el dolor desaparezca por sí solo no solo no ayuda, sino que puede empeorar la situación.

Cuando el dolor de cabeza aparece, explica la farmacéutica, «tu cuerpo libera unas moléculas llamadas prostaglandinas». Estas sustancias tienen una función clave en el proceso inflamatorio y, de hecho, están directamente relacionadas con la intensidad del dolor.

Según aclara la especialista, las prostaglandinas actúan como una especie de amplificador de la molestia: «Son como gasolina en el fuego, sensibilizan los nervios y hacen que el dolor vaya más». Es decir, cuanto más tiempo pasa sin intervenir, mayor es la cantidad de estas moléculas y más difícil se vuelve controlar el malestar. Por ello, la recomendación principal es no esperar demasiado para tomar un analgésico cuando el dolor comienza.

La explicación tiene base científica: «Un analgésico como el paracetamol actúa en el sistema nervioso central reduciendo la producción de prostaglandinas y cortando la señal del dolor», comenta la especialista. Es decir, el medicamento interrumpe el proceso antes de que el cuerpo genere una mayor cantidad de esas moléculas, evitando que el dolor se intensifique o se prolongue más de lo necesario.

Por eso, insiste, el momento en que se toma el medicamento es determinante: «Cuanto antes te lo tomes, mejor». No se trata de abusar de los analgésicos ni de recurrir a ellos ante cualquier molestia mínima, sino de entender el funcionamiento fisiológico del dolor y actuar con criterio cuando realmente es necesario.

La especialista señala que el principal problema está en el hábito de aguantar el dolor con la esperanza de que se pase solo. Es algo que muchas personas hacen por costumbre, por miedo a depender de los medicamentos o simplemente por desconocimiento. Pero esa espera tiene un efecto contraproducente. «Muchas veces no nos lo tomamos esperando a que se pase solo y al final el resultado es peor», advierte la experta. Lo que ocurre es que, cuando el dolor se intensifica y finalmente se decide tomar el analgésico, el proceso ya está mucho más avanzado y las prostaglandinas se han multiplicado, de modo que el medicamento tarda más en hacer efecto o incluso resulta menos eficaz.

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Esa es la razón por la que muchos pacientes sienten que los analgésicos 'no les hacen nada' o que su efecto es más lento de lo esperado. En realidad, el problema no suele estar en el medicamento, sino en el momento de su administración, ya que tomarlo demasiado tarde implica que el cuerpo ya ha generado una respuesta inflamatoria más difícil de controlar.

Además, el dolor de cabeza no siempre aparece por una causa evidente. Puede ser fruto del estrés, de la falta de hidratación, de no haber dormido lo suficiente o incluso de tensiones musculares. Por eso, la farmacéutica recuerda la importancia de escuchar al cuerpo y actuar ante los primeros signos de malestar.