Una doctora, contundente sobre el consumo de alcohol en las comidas: «Una copa de vino al día...»

Un hábito tan pequeño puede marcar la diferencia

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En España está muy extendida la cultura del terraceo, de compartir de manera más o menos ocasional bebidas, tapas y un rato agradable con amigos, familiares e, incluso, desconocidos. Es frecuente que esas bebidas sean alcohólicas, lo cual puede generar un hábito en las personas.

Eso de por sí puede no ser un problema, sí en el caso de acompañar las comidas con una bebida alcohólica constantemente. Por ejemplo, con una copa de vino o una lata de cerveza, una práctica extendida en muchas culturas y que suele asociarse al disfrute gastronómico y a la socialización.

El vino, por ejemplo, se utiliza en la cocina para realzar sabores, aunque esa no es la funcionalidad del vino que aquí se pone en causa, sino la de aquella bebida que se asocia a un momento de placer y que fomenta, de alguna manera, la conversación y la relajación.

Un hábito que requiere, como todo, de equilibrio. Cuando se excede en su consumo ahí es dónde pueden aparecer los inconvenientes. Es precisamente esto lo que señala Ana Pérez Ballesta, médico de familia, en una de sus publicaciones en su cuenta de Instagram.

La opinión de la doctora sobre el consumo de alcohol en las comidas

En primer lugar, esta doctora empieza el vídeo realizando un cálculo de cuánto supone la ingesta de alcohol. «Si bebes una lata de cerveza con cada comida, son 4 litros y medio a la semana, casi 20 litros al mes y más de 240 litros de cerveza al año. Quizá te gusta más una copa de vino al día. Eso es 1 litro a la semana y más de 50 litros de vino al año».

«No te digo que no te puedas tomar una cerveza o una copa de vino de vez en cuando, ni que todos los problemas de salud vengan de lo que bebes, pero esta elección, este hábito tan pequeño, puede marcar la diferencia», sostiene la Dra. Ana Pérez Ballesta.

Cabe señalar que entre las principales enfermedades relacionadas con la ingesta excesiva de alcohol destacan la hepatitis, problemas cardiovasculares o, directamente, el alcoholismo, de ahí que su consumo razonable y controlado es siempre la opción más recomendada.

«¿Sabías que muchas personas con tensión alta, colesterol elevado o diabetes tipo 2 mal controlada mejorarían espectacularmente solo cambiando esto, bebiendo agua con las comidas?», apunta la doctora, cuyo consejo es claro: sustituir la cerveza o el vino por agua.

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