Un final melancólico para el Madrid

En una semana el Madrid pulverizó todas las oportunidades, que eran muchas, de obtener el triplete. Tiró la Liga, ellos y Ancelotti el primero, sabrán. Pero antes de que los jugadores saltaran al terreno de juego del Bernabéu ante el Valencia, las bazas con las que contaban para llevarse el título y, así, alcanzar el posible y ansiado triplete se vinieron abajo: Después, el espectáculo ofrecido frente al Valladolid fue tan inesperado como desolador y como fin de fiesta la indolencia manifestada en el partido jugado en Vigo, con un Celta deseoso de brindar a la afición un triunfo sobre el Real Madrid , y el acicate de Luis Enrique, hicieron el resto de este final melancólico.

De nueve puntos consiguieron dos y desde la temporada 2008-2009 el Madrid nunca había pasado tres partidos seguidos sin ganar. Es para pensarlo. ¿Qué pasó? Para los que asistan hoy al partido el único aliciente reseñable se reduce, como otras tantas veces, a Cristiano y, en este caso, a su particular desafío con Luis Suárez (Liverpool) de cara a obtener la bota de oro. Y nada más. El resto es cosa de Lisboa. Carvajal: «Me centro en Lisboa»; Modric: «Primero hay que pensar en la final y en ganarla»; Bale: «Es un sueño que se puede hacer realidad»; Isco: «Haremos todo lo posible por ganarla», a doce años de la Novena, el desafío es brutal y la responsabilidad desbordante. Les quedará a todos que esta Liga, en esos tres últimos partidos, se pudo ganar pero nadie creyó en ello. Por eso les queda Lisboa, el clavo ardiendo versión 2014, menos mal.