Concierto
Arde Bogotá hace sudar a Sevilla con un poderoso directo
En la gira de su último álbum, 'Cowboys de la A3', el grupo murciano ofrece este 13 y 14 de enero un doble concierto en la Sala Custom con todo vendido
Qué hacer este fin de semana en Sevilla
Interestelar Sevilla 2024: seis nuevos artistas se suman al cartel del mayor festival de música indie y pop de Andalucía

Hay varios factores que ayudan a medir la intensidad, el poderío de un repertorio en directo: cuántas manos hay en el aire, cómo vibra el suelo con los saltos y bailes del público, cuántas frases deja de cantar el grupo porque las voces de los asistentes suenan por encima de las suyas y, por supuesto, cuánto han sudado todos durante el concierto (en un espacio donde la climatización funciona, claro), incluyendo al propio grupo.
Conseguir que 700 personas suden, vibren y tengan agujetas en los brazos de entregarse con intensidad en todos y cada uno de tus versos y acordes, eso hay que saber ganárselo. Ni el frío enero tan atípicamente sevillano que estamos viviendo ha impedido que las paredes de la Sala Custom transpiren, que el suelo tiemble con la entrega del público en el concierto que ofreció Arde Bogotá el pasado sábado.
Pasan unos minutos de las diez, el sonido de una alarma antiaérea avisa al público de que los integrantes de la banda ya están tomando posesión en el escenario y a muchos aún les pilla en la barra o en el puesto de merchandising. Tras una breve introducción musical, en la voz grave de Antonio García resuena la frase que todos estaban esperando: «Soltad a los perros porque me he escapado».
Los gritos de emoción apenas dejan escuchar los siguientes versos. El ritmo de Pepe Esteban y Jota Mercader, al bajo y la batería respectivamente, retumba en los pulmones y las gargantas cuando la canción desboca hacia el final del tema con uno de los versos más emblemáticos del grupo: «¡Valor, amor y cicatriz!».
Uno podría pensar que si el primer tema que sueltan es este, así de potente, qué van a dejar para el final, pero es un concierto de Arde Bogotá y aquí todas las canciones son igual de poderosas y contundentes. Por eso, la siguiente en sonar es 'Abajo' y, por eso, el público empieza a tomar consciencia de que es probable que lleguen sin voz al final del show. Justo antes de sonar 'Besos y animales', Antonio saluda al público sevillano: «Gracias a todos, sin vosotros esto no sería posible». El tema empieza con un crescendo que culmina en una apoteosis semi coreografiada, con los integrantes de la banda cabeceando los acordes finales a la vez.
La intensidad no baja, el grupo sube un poco más el volumen y suenan 'A lo oscuro' y 'Qué vida tan dura'. La gente no hace volteretas de la emoción porque no hay espacio, pero más de uno lo haría si pudiera. Antonio el primero. Es uno más, suda con los suyos, se entrega a la intensidad de la noche con la elegante pose de un 'crooner' inglés y con los apasionados bailes de los cuñados en las bodas. El público se deja la garganta con él: «¡Qué vida tan dura! ¡Tan putamente dura!». Hasta al tipo del merchandising le cuesta no bailar: es imposible quedarse quieto, en el frío de la imparcialidad. Un concierto así te arrastra, te invita a la entrega y él también está dispuesto a darlo todo.
Con 'Quiero casarme contigo' una pareja en el público se pide matrimonio y Antonio toma el micrófono para hacerlo saber antes de la siguiente canción, 'Millenial', una suerte de tema generacional —«Soy el anuncio de Compro Oro, reciclado en cada crisis»— y que es, también, sintomático de su público, al menos en directo: casi todos de 'millenial' para arriba. El concierto sube y sube con 'El beso' y 'Clávame tus palabras' que suenan con la misma fuerza con la que el grupo irrumpió en el panorama musical hace ya unos años. 'La salvación', 'Sin vergüenza' y 'Cowboys de la A3', encarrilan el concierto hacia su tramo final.
Tras 'Escorpio y Sagitario', Antonio se percata de que ha hecho trizas el setlist de tanto bailar y saltar y no recuerda qué canción le sigue. Mientras Dani Sánchez a la guitarra marca una sintonía junto al resto del grupo, su equipo le facilita un nuevo papel con las canciones y Antonio recupera la memoria: «¡Ah! ¡Ya sé cuál venía!». Con 'Virtud y Castigo' y el estruendo de 'Todos mis amigos están tristes', llegamos a los bises, con el público entregado haciendo coros, pidiendo más y con alguno que otro mirando en su móvil cuánto vale una prótesis para el brazo porque probablemente lo pierda de no bajarlo desde que comenzó el concierto.
Para la despedida, el grupo ofrece una tregua, pequeña, con 'Copilotos' y 'Exoplaneta', otra de sus canciones más conocidas, a pesar de su verso más simbólico: «Que vayas voluntaria a abandonar la Tierra e irte a 571-/9A» y el público lo corea de memoria puesto que la música tiene estas cosas: si Arde Bogotá hiciera un tema con la contraseña del trabajo seguro que no se nos olvidaría, pero no todos los números y letras emocionan igual.
El concierto termina como empezó, por la senda de la intensidad con 'Antiaéreo' y 'Cariño'. Gracias a este show, Sevilla saborea el momento tan dulce que vive la banda con esta gira y este disco, con la doble nominación a los Grammy Latino y el Premio Ondas al 'Fenómeno Musical del Año'. Llega el final del concierto y se confirma que el público hispalense ha correspondido con creces al poderoso directo que ha ofrecido la banda murciana este sábado, la primera de la doble cita que tienen con la Custom. «Estoy seguro que los del domingo no van a darlo todo como vosotros», pronostica Antonio, pero esto es Sevilla y lo más probable es que se equivoque: aquí estamos acostumbrados a sudar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete