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Mar de fondo

¿A qué le teme Pedro Sánchez?

La percepción de una estrategia diseñada con metrónomo era tentadora, pero hora a hora aumenta la certeza de que esto no cuadra

Teatro mediocre, mala política

Papagorda de la política… perdiendo el tren

Teodoro León Gross

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Algo no cuadra. Lo sucedido no tiene sentido. Incluso para un político de trayectoria a menudo reinventada con audacia a contracorriente, esto no cuela. Ha de haber algo más detrás de esa fuga de cinco días, con un argumentario sentimental no ya inverosímil para un ... tipo que mea hielo, sino además ridículamente absurdo para justificar una crisis en una de las pocas democracias plenas del ranking de 'The Economist'. Sánchez, tan celoso de su imagen internacional, después de años trabajándose los laureles como faro de la socialdemocracia europea, no podía ignorar lo que su gesto iba a provocar: sospechas sobre un escándalo familiar de corrupción (lo de Begoña Gómez, como ha explicado la mujer de Nick Clegg, incendia un Gobierno al norte de los Pirineos) y burlas por su truco teatrero apelando al amor. Un editor senior de 'The Economist' lo ha bautizado como «drama-queen», sambenito demoledor. La tramoya teatrera de la operación no ha pasado inadvertida para nadie, desde 'The Guardian' o 'Der Spiegel', rebajada, eso sí, a telenovela...

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