La 'espantá' de Biles
La gimnasta pasará a la historia como la gran triunfadora de estos Juegos
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Iniciar sesiónEl talento es una putada. Los dones esclavizan, someten a la dictadura de la expectativa porque no perdonamos nunca la malversación del genio. Los mediocres, inútiles y demás marabunta de la que nadie espera nada son los que disfrutan de mayor bienestar mientras martirizan desde ... la grada anónima a quienes tienen una virtud. Los peores alivian su frustración siendo crueles con los mejores. Oprimen a los capacitados condenándolos a la infalibilidad. Por eso Simone Biles pasará a la historia como la gran triunfadora de estos Juegos Olímpicos.
La primera vez que vi a alguien dejar al público tirado me emocioné. Fue el Torta, un cantaor de Jerez que se odiaba a sí mismo. No era un bohemio, que es un concepto casi siempre maniqueo. Era un sufridor. Le había caído la bolita del cielo y no sabía qué hacer con ella. Cuando el duende se le posaba en el hombro era inevitable levitar con él. En cambio, los días grandes subía al escenario desaliñado para desafinar sin compasión. Una vez se levantó de la silla, con el auditorio hasta la bola, y dijo solemnemente: «Señores, ahí os quedáis». Desde entonces es uno de mis cantaores de culto. Porque yo soy currista y bético, detesto el derrotismo tanto como el triunfalismo, pero me llevo bien con el fracaso, lo considero necesario. En la filosofía de Romero ni se celebra el triunfo ni se sufre el almohadillazo. «Le riñen por lo que dejan de ver», resumió hace años un partidario. El gran defecto de esta sociedad es que no sabe esperar. Tiene prisa hasta para aburrirse.
A Joaquín Sabina le he escuchado una frase que pide mármol: «Estoy empezando a odiar el siglo XXI». Esta es la era de los resultados, de la competitividad extrema, de las polarizaciones, pero una sociedad sólo progresa cuando da al misterio tanta importancia como al número. Simone Biles ha pegado la 'espantá', curiosamente sin público en la sala, para poder vivir por encima de las expectativas. Su extraordinario talento no le tiene miedo al naufragio. Ahí os quedáis, mediocres. Por eso puede que esta vez no sea la número uno, pero a partir de ahora siempre será para mí la mejor.
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