Volver

Sevilla ha decidido lavarse la cara como punto de partida. Empezar limpia. Encontrarse con sus ciudadanos, aunque algunos se vieran importunados por los cortes a causa de las precipitaciones, con esa luz tamizada por un aluvión de cosas. El pasado domingo fue el más domingo de todos los posibles. La ciudad manchó de petricor y maletas sus aceras. Se quitó el verano de encima con una lluvia torrencial e invitó a los recién llegados a incorporarse cuanto antes a una intensidad que nos mantendrá ocupados al menos hasta julio. Volver a los lunes verdaderos, decía con un goteo de agua y coches. A los martes, a los miércoles, a los sábados... Volver como concepto para poner en práctica lo que se ideó en un atardecer desde la orilla y seguir proyectando alternativas en el horizonte. Septiembre es un trampolín hacia los asuntos pendientes. Cuándo si no iba a volver Sergio Ramos a la que un día fue su casa. Ahora o nunca, grita el calendario, que en su propia disposición de los días incita a aterrizar de pronto los pensamientos de agosto, mes de ideas grandes y constelaciones. Política, sanidad, cultura, fútbol… Decisiones, en septiembre, la casilla de salida de los estrategas. Todo empieza cuando se vuelve.