PÁSALO
Nieves en Los Palacios
El gordo de la lotería de Navidad se lo ha llevado enterito Los Palacios
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónDiego Angulo, uno de mis mejores y valorados recuerdos humanos de Osuna, me envía una historia bellísima para estos días de suspiros y mazapanes. La Navidad tiene un refilón de ciclotimia en su carácter. Capaz de conjugar el almíbar de la alegría con la neblina ... amarga de las ausencias irreparables. La misma yunta nos alegra con los cascabeles de Jingle Bells y nos hiere con José Mercé y su señora Victoria. No sé si cuando Diego me envió la historia que les refiero me mandaba, igualmente, las felicitaciones correspondientes. Así lo interpreté cuando me acercó al heroísmo del soldado Willie Loasby. En diciembre de 1914, Willie, le escribía a su madre desde el frente de la primera gran guerra europea, una extensísima carta de ocho páginas, contándole cómo se convirtió en un héroe sin pegar un tiro o haciendo estallar una bomba. El soldado salió desarmado de su trinchera, con los brazos en alto y recorrió los treinta y seis metros que le separaban de la línea enemiga para proponer una tregua. Lo consiguió. Se silenciaron los cañones y sonaron los villancicos, intercambiaron cigarrillos y chocolatinas. Y jugaron un partido de fútbol. Es una historia para Spielberg.
El pasado jueves, día 22 de diciembre, nuestro país se levantaba pensando en firmar una tregua con sus agobios económicos, esa guerra que nunca termina para tantos y tantos españoles. Todos intentado salir de las apreturas, de bastenar sardinas, como llamaban los de la germanesca a las estrecheces. Cada 22 de diciembre creemos, a pie juntillas, que seremos más felices si el gordo se ceba con nuestro destino. Yo estoy convencido que, desde que Nieves hizo de un contenedor de basuras su particular portal de Belén, Los Palacios se convirtió en el pueblo más millonario del mundo. Dubái a su lado pide limosnas con las manos pringadas de petróleo. Y los diamantes del Congo que se tallan en Holanda son piedras de mecheros comparados con el brillo y fulgor de la estrella que alumbró el milagro. Porque no hay más riqueza, fortuna y felicidad que la que da un bebé. ¿Cómo se puede arrojar a la basura la vida? Quizás lo explique el error tóxico de no saber lo que has hecho con la tuya…
Ha escrito Los Palacios su más hermoso cuento de Navidad. Que lo echen a pelear con los de Dickens, Irving, Vallejo, Darío, Stevenson y Juan Ramón. O con esa carta que a su madre le escribió el soldado Willie Loasby detallándole que el mundo es para los corazones sin pólvora ni veneno. De ese contrapunto navideño entre lo escrito en Los Palacios y lo relatado por autores de tanta chimenea, no sé dónde situar el milagro de Nieves. Pero alto, muy alto, seguro que sí. Los Palacios, tan afortunado en su millonaria humanidad, debería llenar sus bares y tabernas con gente brindando y celebrando lo que algunos ya celebran por los pasillos del Valme, ansiando ver a la niña como si fueran pastores postrados ante la luz divina. Ese es el boleto premiado. El gordo de Navidad de Los Palacios, celebrando una tregua con el horror, como hizo el soldado Willie Loasby…
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete