todo irá bien

Claro que te torturamos

Somos un Estado y sabemos como tal ser severos y ser magnánimos, sobre todo con gente tan poco inteligente

Cada vez más raso

La estrategia del miedo

Arnaldo Otegi explicó el jueves en las redes sociales que mientras fue un etarra le torturamos. Parecía molesto, contrariado.

Por supuesto que te torturamos, Arnaldo, tal como ahora pactamos contigo los Presupuestos Generales del Estado. Los electrodos, la bañera, los ojos vendados. Pues claro, ... Arnaldo. Lo que los Estados hacen con las ratas terroristas es exprimirlas, licuarlas, arremangarlas por si sabéis la ubicación de un secuestrado, la lista de futuras víctimas, los planes para un atentado. El primer deber de un Estado es mantener con vida a sus ciudadanos y es cierto que hay leyes, códigos, convenciones pero también que los que vienen a matarnos no pueden esperar que nos conformemos con la única respuesta de acudir a los funerales. ¿Quién es el señor X?, se preguntó España durante muchos años, acusando al presidente Felipe González de haber organizado los GAL. Yo era entonces muy joven y nadie me escuchaba y me quedé con ganas de decir: el señor X soy yo y la lucha antiterrorista con sus errores y sus aciertos se ha hecho en mi nombre. Y el de mi hija que no había nacido todavía. Claro que te torturamos, Arnaldo. Y claro que lo hicimos todos y cada uno de los españoles de buena voluntad, que por supuesto estamos en contra de la tortura y de hacer daño a nadie. Os torturamos a ti y a tus secuaces para liberar a los secuestrados, evitar muertes y dejar en herencia una España mejor: y lo conseguimos. Habría preferido no tener que hacerte daño pero ni me arrepiento ni tengas duda de que si vuelve la amenaza de unos asesinos organizados contra nuestra vida y nuestra libertad volveremos a defendernos y volveremos a ganar.

¿Quién te has creído que somos, Arnaldo? Somos un Estado y un Estado muele a palos a las ratas hasta que hablan y podemos detener al resto; y entonces cuando os rendís y os comportáis como personas civilizadas os aceptamos en el sistema.

Y esta aceptación no es una humillación sino nuestra más profunda victoria, precisamente porque somos un Estado y sabemos como tal ser severos y ser magnánimos, sobre todo con gente tan poco inteligente: ni teníais más fuerza ni tenías más razón. Vuestra guerra fue un crimen pero sobre todo un error. Dicho de otro modo, Arnaldo: no sólo te torturamos sino que funcionó. Mírate hoy diciendo tonterías sobre la extrema derecha y participando en la gobernabilidad de la nación. Es mi parte preferida del sistema: cuando digiere a los trágicos y los convierte en payasos.

De fondo estamos los mismos españoles y con la misma bondad de siempre. Pienso sinceramente que nuestra victoria es también la tuya y que hoy eres una persona mejor que cuando andabas con pistola. ¿O tú no lo crees, Arnaldo? Más que pedirnos perdón tendrías que darnos las gracias por no tener que cargar con la consciencia de todo cuanto quisiste asesinar y no te dejamos.

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