Latinos

Trump no sabrá quién es Michel Chevalier, el diplomático francés que acuñó el término en 'Cartas sobre América del Norte' (1836). Defendía una América latina frente al expansionismo anglosajón del norte. Pero el término fagocitó la beligerancia contra los anglosajones. Después llegarían Benjamin Pourcel y el chileno Francisco Bilbao Barquín, que habló de raza latinoamericana. Y hoy es Latinoamérica. Claro que 'hispanic' excluye a Brasil. Pues es bastante sencillo decir Sudamérica o Centroamérica. No hace falta que la herencia española se quede con el continente. No es una cosa de orgullo histórico. Lo de Trump puede ser o parecer una cuestión ideológica, para mí solo es una cuestión de fealdad de las palabras y de expresiones que triunfan o han triunfado. Como boba forma de rebeldía nos queda no usar las palabras que no nos gustan. Por suerte, nadie me obliga a decir ni Dana ni empatía. Ni glamour ni cuñado como adjetivo. Ni machirulo ni resiliencia. Y ya puede la RAE decirme que olimpiada es lo mismo que juegos olímpicos. Basura lingüística. Aunque a alguna nos acostumbremos, igual que aprendimos a decir 'Galifianakis' después de 'Resacón en Las Vegas'. Y no todo es culpa de los políticos por mucho que Orwell siga vigente con lo de que el lenguaje político está concebido para hacer que las mentiras parezcan verdades y el asesinato respetable.

Cuando José Luis Almeida fue a 'El hormiguero', hace tiempo, dijo ser latino. Significaba comer de latas. También hace tiempo dijo a Sostres que la libertad era ser soltero a los 45. Ahora Almeida no es soltero. Y quizá no sea latino. Por dar la lata es por lo único que acepto ser latina.