O Ayuso

Una de las grandes mentiras del Brexit fue la promesa de los 350 millones de libras semanales que se iban a destinar al Servicio Nacional de Salud. En lugar, claro, de desperdiciar el dinero en Bruselas. Tras abandonar la UE Gran Bretaña podría reinvertir en el Sistema Nacional de Salud ese dineral que decían pagar semanalmente a Bruselas. Hacienda dijo que eso no era cierto. Dio igual. Después de la victoria del Brexit, Nigel Farage reconoció que habían mentido. Que lo que se pagaba a Bruselas eran 110 millones (incluido el 'cheque británico' que Thatcher consiguió en 1984). Y que esos 110 millones suponían 26 peniques diarios por británico. Pero qué más dará la verdad en una campaña electoral.

Que la sanidad pública no tiene la mejor salud lo sabe Ayuso, lo sabe Juanma Moreno, lo sabe Lambán, lo sabe Barbón y lo sabe cualquiera que la gestione. Y por supuesto que es a quienes gobiernan las comunidades (además de lo que toque al Gobierno central) a quienes hay que pedir cuentas. ¿Pero qué soluciones traéis?

El PP plantó un cartel de 270 metros cuadrados con su candidata a la alcaldía de Valencia. Llegó el PSOE y colgó a la suya en uno de 370 metros.

Dice la escritora mexicana Margo Glantz, de 93 años, que muchos profesionales de la medicina se creen con derecho de infantilizar y tratar como retrasados mentales a sus pacientes. Y los políticos, Margo. Y los políticos a los ciudadanos.