Perdigones de plata
Modorra paranormal
La siesta es lo que marca la diferencia entre el cielo y el infierno
La última gira (19/6/2023)
De alacranes y gambas (16/6/2023)
No importan el yate o el descapotable, el peluco de oro o el traje a medida, el casoplón o las vacaciones en una isla sólo apta para multipelas. Siempre y cuando dispongas de un holgado jornal para alcanzar con dignidad el fin de mes, la ... diferencia entre el éxito y el fracaso, me gusta creer, depende de la siesta. Si dispones todas las tardes de media horita para sestear sobre el sofá sin que nadie interrumpa ese dulce trance de baba y modorra paranormal, has triunfado en la vida. Si en cambio acumulas montañas de dinero pero vives aperreado, vigilando tus negocios, dando órdenes a diestro y siniestro, comprando y vendiendo, durmiendo apenas cuatro horas cada noche y encima sin ninguna opción para una mala siesta de saldo, entonces, en el fondo, eres un perdedor, un esclavo de tus obligaciones, por mucho que te trasladen en tu avión privado y con esa limusina que te recoge a pie de pista mientras un séquito de pelotas te rodean genuflexos.
Leí una frase de Dalí, no recuerdo en qué libro suyo, de una crueldad intolerable: «un hombre que a partir de los cuarenta años sigue usando el autobús para ir a trabajar, ha fracasado en la vida». Sin embargo, esta sentencia, con tanto personal que desea ahorrar combustible para aliviar su erosionado bolsillo o por meras cuestiones de buenismo medioambiental, hoy, ha perdido vigencia. La siesta es lo que marca la diferencia entre el cielo y el infierno, entre lo civilizado y el asilvestramiento, entre lo clásico y la barbarie. Envidio a esos amigos que recargan pilas gracias a esa siesta suya de cada tarde justo cuando acaban de comer. Huelen a napalm victorioso, desprenden seguridad, sonríen cuando los demás nos mostramos irritados porque, en definitiva, gozan de la siesta mientras que el resto sólo cumplimos con el yoga ibérico los fines de semana, un placer al alcance de cualquier bolsillo, como quien dice. Sesudos estudios confirman lo beneficioso de la siesta diaria para nuestra salud. Me encanta cuando la ciencia ratifica lo que nuestro instinto ya sabía.