Perdigones de plata
Furia de fango
A Sánchez le preguntan por los negocietes de su esposísima y responde con lo del fango, un alambique grosero para no contestar
Operación anaconda
Orejas de coliflor
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Iniciar sesiónFango y fuego, fango y bronca, fango y cortina de humo, fango y fandango y mandanga y mondongo de zafarrancho en el cual la verdad se evaporó hace demasiado tiempo en nuestro gobierno. El fango como excusa recurrente, coartada perfecta y légamo grasiento que deslizan para marear al personal ... . Dame fango y llámame tonto, dame fango y dime quien eres, dame fango y regurgitaré bilis para seguir en la pelea de estas batallas estériles que en nada mejoran la existencia de los sufridos ciudadanos que jamás rechistan en sus miserias de lucha sobre el barro. El fango nuestro de cada día es un apocalipsis que nos fatiga sobremanera y nos irrita otro tanto.
A nuestro presidente le preguntan acerca de los presuntos negocietes de su esposísima y responde con lo del fango, que es un alambique grosero para no contestar. Hemos alcanzando un punto en el que nadie ofrece respuestas frente a la preguntas. Los periodistas del ramo apenas pueden preguntar, y en eso reside buena parte de su oficio, porque los jefes proyectan declaraciones sin admitir preguntas, algo rarísimo que merma, en efecto, la salud de la democracia. Enchufan su rollo de electricidad estática, una tabarra que ya llevaban preparada desde casa y que se limitan a leer con escasas improvisaciones. Y entonces aterrizó el fango en el gran barrizal, en el gran pantanal, en el gran lodazal, en este bazar de chiflados y tunantes que sólo buscan su beneficio sacando provecho, si es preciso, del horror, como con las mascarillas de la pandemia. El fango es la mugre licuada, la roña pasteurizada, la escoria fertilizada y el escombro húmedo que se moldea según el interés del trance. El fango es el oleoso elemento que recorre las alcantarillas y las arenas movedizas que se tragan al despistado que trata de entender este callejón sin salida. El fango, el fango y su chapapote refinado representan la viscosa aportación sanchista a nuestra política. El fango, por fin, cristalizó en amnistía venenosa y vergonzosa. El fango es la furia española a precio de ganga.
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