Tiempo recobrado

Berlusconi, ese adicto al poder

Tuvo que afrontar más de 30 procesos judiciales por prácticas que van desde el soborno de un testigo a la corrupción de menores

Jena y nosotros (9/6/2023)

La historia no se repite, pero… (5/6/2023)

Maquiavelo escribió hace cinco siglos que pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Silvio Berlusconi se esforzó en simular una fachada de afabilidad y simpatía que ocultaba su ansia patológica por el poder. Ningún político del entorno ha ejemplificado mejor el ... principio de que el fin justifica los medios.

Cuando una persona muere, lo habitual es elogiar su trayectoria y sus méritos, pasando a segundo plano sus malas acciones. No tengo antipatía por Berlusconi, pero sería un acto de hipocresía dejar en la sombra sus abusos de poder, el desprecio a las reglas de la democracia y su ambición desmedida. Tuvo que afrontar más de 30 procesos judiciales por prácticas que van desde el soborno de un testigo a la corrupción de menores. Jamás se detuvo ante obstáculo alguno.

Le conocí en 1989 cuando vino a Madrid para obtener la licencia de una cadena privada de televisión. Me lo presentó Pedro Higuera, entonces consejero delegado de lo que luego sería Telecinco, y estuve charlando media hora con él. Me causó una buena impresión. Lo que no sabía entonces es que Berlusconi estaba utilizando a la ONCE y varios testaferros para quedarse con la totalidad de las acciones de la cadena, vulnerando las limitaciones de capital.

La operación fue investigada por la Audiencia Nacional, que la archivó. Pero el Gobierno de González no hizo nada para acabar con esta anómala situación. Cuando fue nombrado primer ministro en 1994 por primera vez, Berlusconi se aseguró el control de la RAI y de los principales medios del país, intentando desestabilizar sin éxito la propiedad del 'Corriere Della Sera'.

Accedió al poder con la promesa de regenerar el sistema, destruido por los sucesivos escándalos de corrupción que provocaron el movimiento de Mani Pulite. La Democracia Cristiana se había desmoronado y el Partido Comunista era ya un fantasma del pasado. Pero Berlusconi, en tres ocasiones primer ministro, acentuó el presidencialismo, desmontó los controles democráticos y fue un virtuoso del clientelismo y el nepotismo. Y lo hizo mediante Forza Italia, partido a su servicio.

Logró eliminar a los viejos partidos de la derecha, hizo lo posible para acabar con la independencia de los jueces y utilizó a la izquierda como un señuelo. Y todo ello gracias a la influencia que le proporcionaba Mediaset, que seguía manejando a través de su amigo Fedele Confalonieri. Mucho antes, el venerable Indro Montanelli dimitió como director del 'Giornale' al no soportar sus intromisiones.

Desde fiestas con menores a campañas de difamación de adversarios, no hay ningún límite que frenara su pulsión de estar por encima del bien y el mal. Y eso solo lo podía conseguir desde el poder político que siempre ambicionó y que ejerció con absoluto desdén por la legalidad y la ética.

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