renglones torcidos
Invitados destructivos
En nombre de la convivencia hemos otorgado cuatro décadas de concesiones a los independentistas
Esto sí que no lo vimos venir (14/12/23)
Cuarentona (7/12/23)
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónBuenos días y felicidades a quienes les haya tocado la lotería, el 90 por ciento de la población española estamos necesitados de ella. Unos más que otros, por supuesto. Tenemos a dos millones de personas recibiendo el Ingreso Mínimo Vital. Habrá quien se sienta ... orgulloso de que –de momento– podamos asistir de esta forma a quienes están en situación de desprotección; yo preferiría que esa cifra fuera infinitamente menor, que la mayoría de esos beneficiados tuvieran trabajo y salario dignos. Quizás así no quedarían excluidos de ayudas públicas gente que lo necesita sí o sí, digamos –por ejemplo– los enfermos de ELA. Hoy sólo puede usted enfermar de ELA si es rico. Rico de verdad, no según los criterios de Hacienda. Clase trabajadora somos casi todos ahora, no por lo obvio (todos trabajamos) sino porque los salarios ya no dan de sí. Los de Sánchez y adeptos están a un capítulo de susurrarnos con voz tenue, en nombre de la paz social, un «no es cierto que nuestras políticas económicas no den para comer. Lo que no dan es para cenar».
Pero me desvío. Yo quería, en realidad, felicitarles la Navidad. El nacimiento del Hijo de Dios. Lo hago de corazón y desde mi fe, pero si fuera atea lo haría igualmente: tengo la extraña manía de llamar a las cosas por su nombre. El nombre remite a un significado que puede tener interpretaciones varias, pero no infinitas. Estamos celebrando un evento muy concreto, no importa si las motivaciones personales por las que después nos reunimos en familia son la fe, la tradición o una excusa como otra cualquiera para pasar un buen momento juntos porque nos dan días libres para esto. No entiendo esos chillidos de alarma cuando desde la política se felicita la Navidad y se habla del Niño nacido en Belén: ¿desconocen lo que eso significa para muchos, lo que ha significado para los españoles (y Occidente en general)? Puede usted no sentirse identificado con esa fe, pero si ignora su herencia no entenderá apenas nada de lo que le rodea. Y lo que no se entiende acaba desapareciendo.
Algo parecido ocurre con defender la Constitución sin saber que ésta se apoya en la realidad nacional que le subyace. Constituciones y formas de gobierno hemos tenido muchas, pero España sólo hay una. Si a través de vías aparentemente legales y democráticas la nación acaba disolviéndose, ¿qué negocio hacemos? En nombre de la convivencia hemos otorgado cuatro décadas de concesiones a los independentistas, pensando que eran cuatro frikis a los que bastaba echar un poco de alpiste gubernamental para servirse de ellos. Olvidamos el principio de Pareto: el 80 por ciento de los efectos proviene del 20 por ciento de las causas; si algo hemos de reconocer a los independentistas es el tesón que han mantenido y mantienen para alcanzar un objetivo muy claro. Ah, qué plural y tolerante fue la legalización de partidos que persiguen la destrucción de la nación. ¿Acogerán esta Nochebuena algún invitado que les vaya a reventar la casa?
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete